12/12/12

El Sí Mismo

"El Sí Mismo es Silencio, imperceptible por los sentidos e inconcebible por el intelecto. Esta es la presencia absoluta que solo ES y permanece intransmutable. Mientras que todo se forma, se transforma y se deforma en el Universo, "Aquello" no muere, no nace y permanece en cada quien. Cada uno de nosotros repite sin cesar "Yo", a toda hora del día, sin inquirir sobre la fuente de éste sentimiento de ser y lo atribuye al cuerpo físico en razón de una investigación superficial del asunto. Ahora bien es todo lo contrario, la "Consciencia en Sí Misma" es decir lo que pudiésemos llamar "Consciencidad", independientemente de la "consciencia de", es en verdad el manantial invisible de todo. Esta Realización puede hacerse en el curso de la existencia y pone fin al sufrimiento que no es otro que el efecto de la ignorancia de quien somos". Ramana Maharshi


8/8/12

Oriente y Occidente

¿Tiene sentido la existencia humana? Descubrirlo, hablando en forma psíquica, es de importancia vital. C.G.Jung declara que para él, ... "el único sentido de la existencia humana parece ser pura y sencillamente encender una luz en la tiniebla del ser. Es decir crear la consciencia. El occidental busca preferentemente este sentido en la historia, contrariamente el oriental la descubre en sí mismo, la encarna en sí mismo".

"El Sí Mismo" para el oriental es una Fuente Espiritual. El objetivo de las prácticas orientales es el desplazamiento del foco del "yo" al Sí Mismo. Las relaciones cambiantes entre estas dos cantidades el "yo" y el "Sí Mismo" representan un campo de la experiencia que la consciencia introspectiva del Este ha explorado en grado sumo.

Es verdad que la cultura occidental, basada en la externalización, puede hacer desaparecer muchos males, cuya destrucción parece muy deseable y ventajosa. Pero tal como lo ha demostrado la experiencia, semejante progreso se paga demasiado caro, con una pérdida de cultura espiritual. Indudablemente, es más cómodo vivir en una casa bien ordenada y con los necesarios adelantos higiénicos, pero eso no responde a la cuestión de quién es el morador de esa casa,  ni nos dice si su alma disfruta un estado similar de orden y de pureza, un estado como el de la casa que sirve para la vida externa. Una vez que se lanza en persecución de las cosas externas, el hombre jamás está satisfecho, tal como lo demuestra la experiencia, con las meras necesidades de la vida: siempre va en pos de más y más y, fiel a sus prejuicios, ese más lo busca siempre en las cosas externas. Se olvida totalmente de que, pese a todos los éxitos externos, interiormente sigue siendo el mismo, y por consiguiente se queja de su pobreza cuando posée solo un carro en vez de dos, como sus vecinos. Indudablemente, estar provisto de todo lo "necesario" es una fuente de felicidad que no hay porqué subestimar. Pero por encima de ella, y trascendiéndola, el hombre interior hace oír su clamor, que ningún bien externo puede satisfacer; y cuanto menos atención se presta a esta voz, en medio de la cacería de las "cosas maravillosas" de este mundo, tanto más se convierte el hombre interior en fuente de inexplicable mala suerte  y de desdicha incomprensible, en medio de unas condiciones de vida de las que cabría esperar algo muy diferente. La externalización conduce a un sufrimiento incurable, porque nadie puede entender cómo uno puede sufrir a causa de su propia naturaleza. Nadie se sorprende de su propia insaciabilidad, sino que la considera parte de su patrimonio, sin darse cuenta de que la unilateralidad de semejante dieta para el alma le llevará, en última instancia, a desequilibrios gravísimos. Es esto lo que genera la enfermedad del occidental, que además no descansa mientras no ha contaminado el mundo entero con su voracidad y su desasosiego.

La Sabiduría y el Misticismo del Este tienen, por tanto, mucho que decirnos, siempre que puedan hablar en su propio e inimitable estilo. Están ahí para recordarnos las cosas similares que tenemos en nuestra propia cultura y que hemos olvidado, y para llamarnos la atención sobre aquello que dejamos de lado, restándole importancia: nada menos que el destino de nuestro hombre interior ... un mensaje de advertencia, dirigido a una humanidad que corre el riesgo de perderse en el caos de su inconsciencia y de su falta de control" ...

Extractos de la introducción que hizo C.G.Jung al libro de Heinrich Zimmer Der Weg zum Selbst.

14/7/12

Qué clase de paz ?

"Soy un hombre de paz. Creo en la paz. Pero no quiero la paz a como dé lugar. No quiero la paz que se encuentra en una piedra ... quiero la paz resguardada en el pecho del hombre que se expone a las flechas del mundo entero, pero que protege de todo mal el Todopoderoso".  M.K.Gandhi

18/6/12

Los sueños oníricos

"Cualesquiera sean los aportes positivos de todos los esfuerzos que apuntan al conocimiento de la naturaleza humana, uno se asombra en nuestros días, que no hayan tomado en consideración la fuente por excelencia del conocimiento de sí en la que discernimos ahora el principal tesoro de informaciones que nos conciernen, a saber, el inconsciente y particularmente, sus manifestaciones oníricas.

Se sabe que Sigmund Freud, calificó el sueño onírico como via regia hacia el inconsciente, y que utilizó los sueños oníricos de sus pacientes para hacerles tomar consciencia de esas pulsiones sexuales cuya represión constituye precisamente, según su teoría, la esencia misma de los trastornos neuróticos. Según su concepción, los sueños oníricos contienen en forma encubierta alusiones a esos deseos y pulsiones. Así, Freud pensaba haberlos "explicado" (en el sentido de "desmitificado") gracias a su sistema. Contrariamente a Freud, C.G.Jung no se satisfizo de esta teoría: frente a los sueños oníricos guardó la actitud que había adoptado en sus inicios, estimando que contienen un factor esencialmente desconocido, creado por el fondo del alma inconsciente y resultante de él, que se trata de explorar por la observación experimental y empírica, abordando cada caso particular con un espíritu deslastrado de ideas preconcebidas e impregnado de objetividad".

"A principios de noviembre 1928 Jung comienza su seminario sobre el análisis de los sueños oníricos. Los participantes acostumbraban reunirse los miércoles en la mañana en los salones del Club psicológico de Zürich que se encontraba en una casa recubierta de hiedra en la Gemeindestrasse. El 7 de noviembre de 1928 Jung dijo lo siguiente:

Señoras y señores, el análisis de los sueños oníricos es el problema central del tratamiento analítico porque es el medio técnico más importante para abrir una avenida hacia el inconsciente. Habitualmente, el paciente va a casa del psicoanalista porque se encuentra varado o en un callejón sin salida, y supone que el médico sí conoce una salida. Si el médico es honesto, reconocerá que él tampoco la conoce. Pero sucede que los médicos no lo sean ... En análisis, debemos tener cuidado de no pretender que conocemos todo del paciente o que conocemos el medio de sacarlo de sus dificultades. Si el médico le dice lo que piensa que es la dificultad, el paciente seguirá la sugestión del médico y por consiguiente no hará la experiencia de aquello que él debe encarar. Las sugestiones pueden funcionar un cierto tiempo,  pero después de haber dejado a su médico el paciente recaerá rápidamente, porque no tiene ningún contacto con sí mismo y no vive su propia vida sino la que le impone su médico. Es el momento en el que debe volver al consultorio para recibir nuevas sugestiones y pasado cierto tiempo los dos se cansarán de este proceder. Por esto es importante que el médico admita que no sabe. A partir de este momento ambos están listos para aceptar los hechos imparciales de la naturaleza como realidades científicas, porque las opiniones personales son más o menos juicios arbitrarios que pueden ser enteramente falsos. Jamás estamos ciertos de tener la razón. Es debido a esto que debemos buscar los hechos que nos proporcionan los sueños oníricos. Los sueños oníricos son hechos objetivos. No responden a nuestras esperanzas y no los hemos inventado. Si uno tiene la intención de soñar de ciertas cosas eso es algo imposible. Soñamos acerca de nuestras interrogantes, de nuestras dificultades. Somos absolutamente incapaces de influenciar nuestros sueños oníricos, y el ambiente real no proporciona necesariamente el material del sueño onírico ... Curiosamente, nuestros sueños oníricos son totalmente independientes de nuestro consciente, y su valor extremadamente importante nos viene de que nunca hacen trampa. Leerlos es igual de difícil que la lectura de los hechos fisiológicos. Así como fue necesario desarrollar técnicas serias para establecer un diagnóstico sobre el corazón, el hígado, los riñones etc... hemos tenido que desarrollar técnicas serias para hacer una lectura justa de los hechos imparciales contenidos en los sueños oníricos. No hay que tener duda alguna en cuanto a la imparcialidad de los hechos, pero sí mucha en cuanto a la lectura que de ellos se hace. Eso explica el número de puntos de vista ─ el punto de vista freudiano por ejemplo. ... El soñador es un hombre de negocios de 45 años ... al venir a verme pensaba que le hiba a decir lo que tenía que hacer. Le dije que no tenía idea alguna. Eso lo sorprendió. «Pensaba que Usted lo sabría!» Pero le contesté: «No conozo la solución a su problema, pero están los sueños oníricos, hechos imparciales, que podrían dar informaciones. Veamos un poco lo que dicen». Y es de este modo que hemos dado inicio al análisis de sus sueños" ... ...

Según una conferencia publicada en los anales del Congreso de la Sociedad de Psicoterapia, 1929 y posteriormente en el libro Seelenprobleme der Gegenwart, Rascher, Zürich 1931, C.G.Jung expresó:

"Mi contribución personal a la terapéutica se inserta ahí donde, al cesar el tratamiento, el desarrollo comienza ... se limita a los casos en los cuales el tratamiento racional no ha dado los resultados esperados. La mayoría de mis pacientes han pasado por una forma cualquiera de tratamiento psicoterapéutico seguido de éxito parcial o fracaso ... los recursos de la consciencia estan agotados ─ la expresión inglesa usual es pertinente: «I am stuck» ─ estoy bloqueado. Esto me obliga a buscar nuevas posibilidades porque no sé responder a la pregunta del enfermo: «¿Que me aconseja Usted que debo hacer?» No sé más que él. No sé más que una cosa: es, que si mi consciencia no ve más hacia adelante vía alguna practicable y permanece estancada, mi alma inconsciente reaccionará a este marasmo pronto insoportable ─ por ejemplo en los sueños oníricos. Esta es la razón por la cual en este tipo de casos concedo toda mi atención al sueño onírico concebido ... no como una panacea o porque de mi parte detendría el secreto de alguna misteriosa teoría de los sueños oníricos, según la cual hay que proceder ciertamente de tal o cual manera ─ sino sencillamente por aprieto. No sé a que, de otra manera me podría dirigir, a que santo encomendarme ... No me prevalezco de una teoría de los sueños oníricos ;  ignoro de donde provienen. No tengo la mínima seguridad que mi manera de trabajar los sueños oníricos merezca el nombre de método. Comparto todos los prejuicios en contra de la interpretación de los sueños oníricos, quintaesencia de incertidumbre y de arbitrario. Pero por otra parte sé que ─ cuando uno medita un sueño onírico el tiempo suficiente, yendo al fondo de las cosas, cuando uno lo conserva ante sí, se le examina de vez en cuando bajo sus diferentes facetas, algo de ellos se expresa siempre ─ Ese algo naturalmente no es un resultado científico con el cual uno puede alardear o racionalizar ─ pero es una advertencia de importancia práctica que indica al paciente la orientación de su andadura inconsciente ─ ¿Que me importa que el resultado de la meditación sobre el tema onírico sea sostenible científicamente y lógicamente inatacable? ... El único criterio que deba reconocer reside en la eficacia o ineficacia de mis esfuerzos" ...

"En 1936/1937 tuvo lugar en la Escuela federal de Altos Estudios Técnicos (ETH) de Zürich, el Seminario sobre los sueños oníricos de niños en el cual C.G.Jung estableció los siguientes aspectos del sueño onírico como suficientemente fundados y validados por los hechos:

El sueño onírico proviene de dos raíces diferentes: por un lado los contenidos conscientes tales como las impresiones recibidas durante el día etc... y por el otro, los contenidos constelados en el inconsciente. Estos últimos pueden dividirse en dos categorías:

1. Las constelaciones provocadas por los contenidos conscientes.
2. Las constelaciones surgidas de procesos creadores del inconsciente.

La significación del sueño onírico puede ser formulada como sigue:

1. El sueño onírico constituye una reacción inconsciente a una situación consciente.
2. Representa una situación tal que ella resulta de un conflicto entre la consciencia y el inconsciente.
3. Manifiesta una tendencia del inconsciente que busca provocar un cambio en la actitud consciente.
4. Representa procesos inconscientes que no permiten que una conexión se establezca entre ellos y la consciencia. Esos procesos pueden tener una sola o varias causas somáticas o proceder de manantiales psíquicos creadores".

En 1985, Marie Louise Von Franz dijo sobre estas categorías y procesos:

"Estos procesos pueden entonces tener como fundamento, bien sean acontecimientos sucedidos en el entorno físico o psíquico del sujeto, o sucesos pertenecientes a su pasado o a su futuro. En efecto, apartando los sueños oníricos de reacción a un choque (por ejemplo el sueño onírico provocado por el impacto de una granada) los sueños no se contentan jamás de la pura y simple reproducción de una experiencia vivida. El vínculo entre el contenido de un determinado sueño y ciertos acontecimientos físicos o psíquicos o también de acontecimientos venideros no puede, en la mayoría de los casos ser descubiertos sino ex post facto. Estos sueños oníricos son más raros que los que contienen una reacción inconsciente a una situación consciente ─ se trate de la representación de un conflicto entre la consciencia y el inconsciente o que se exprese en él esa tendencia que tiene el inconsciente de inducir un cambio de actitud en el plano consciente. En cuanto a las tres últimas categorías, se trata de representaciones de procesos psíquicos que se despliegan en su totalidad en el seno del sujeto.

Se puede concebir el sueño onírico como un drama que se desarrolla en nosotros y en el cual somos todo aquello que en él toma forma, es decir todo a la vez, el autor, el director de teatro, los actores, el apuntador y finalmente el espectador. Cuando una se esfuerza en comprender el sueño onírico de esta manera, resulta a menudo en el soñador una sorprendente revelación de lo que ocurre en su psíque, de alguna manera «a sus espaldas». Esta sorpresa puede ser sentida como desagradable, como regocijo o incluso como iluminadora. Eso dependerá de la manera en que reaccionamos frente al espectáculo onírico y lo integramos a nuestra consciencia. El elemento sorpresa proviene de lo que Jung  llama función compensadora o complementaria del sueño onírico. Esto significa que el sueño onírico no representa prácticamente jamás cosas conocidas, sino que propone contenidos aptos para re-equilibrar la unilateralidad de la consciencia: es el aspecto compensador ; o también completa ciertos contenidos conscientes muy estrechos o sub-estimados agregando a ellos lo que les faltaba, lo que es el aspecto complementario. La comprehensión de tales sueños oníricos arrastra con ella un cambio en nuestras posiciones conscientes tanto en nuestra vida exterior como en lo que nos concierne personalmente.

Jung hace alusión al caso de una persona conocida por sus insensatos prejuicios y por su terca oposición frente a todo argumento razonable que se le podía proponer. Una noche esta mujer soñó ... que participaba a un acontecimiento social importante en su ciudad. La anfitriona la recibió con éstas palabras: «Que amabilidad de vuestra parte por haber venido! Venga, vuestras amigas están ya aquí, os esperan». La anfitriona condujo a la soñante hacia una puerta que abrió y la hizo entrar en un establo en donde habían vacas. La mujer empezó por negar comprender el sentido de este sueño que exponía crudamente su estúpida jactancia ; pronto se vió obligada de aceptar el mensaje. El sueño onírico justamente corrige esas tendencias y conduce así al conocimiento de lo que somos, así como lo que corresponde a nuestra naturaleza o no, y por lo tanto a la noción de lo que nos hace falta evitar.

Comprendido de esta manera, y a condición de ser tomados en forma seria como drama en el plano del sujeto, los sueños oníricos no cesan de procurarnos nuevos conocimientos sobre nosotros mismos ... el sueño onírico conserva esa ventaja específica considerable de darnos un diagnóstico de nosotros mismos en el curso de un incesante proceso dinámico en el que se alumbran las oscilaciones de poca envergadura, y registran las actitudes momentáneamente erróneas al igual que otros tipos de reacciones interiores.

Gracias a la atención puesta sobre los sueños oníricos, se crea lo que podría calificarse como diálogo ininterrumpido entre el yo consciente y el trasfondo irracional de la personalidad, trasfondo este, que presenta de algún modo el punto de vista de «el otro lado», un espejo en el cual el yo puede mirarse, observarse y vigilar su propia naturaleza

"Cuando un ser sigue sus sueños oníricos, percibe que, con frecuencia, tienen que ver con las relaciones de su entorno. Sus sueños oníricos le pueden desaconsejar, por ejemplo, otorgar una confianza excesiva a alguien, o puede soñar con un encuentro grato y fecundo con una persona a la que hasta ahora no había prestado atención. Cuando un sueño onírico nos habla así de otra persona, hay dos interpretaciones posibles. Esta persona no puede ser sino una proyección y representar simbólicamente algún aspecto del soñador mismo. Es la interpretación del sueño onírico en el plano del sujeto ... Pero puede suceder a veces que el sueño onírico nos revele alguna cosa sobre la persona real, lo que significa que el sueño tiene un sentido en el plano del objeto. Y el  inconsciente juega aquí un rol del que estamos lejos de comprender todas las implicaciones. Como todos los seres vivos superiores, el hombre está inconscientemente sintonizado con aquellos que le rodean y percibe sus problemas de una manera instintiva, independientemente de lo que él piensa de ellos conscientemente.

Nuestra vida onírica nos permite tener una visión de esas percepciones subliminales y nos muestra que tienen una influencia sobre nosotros. Si sueño, con alguien de mi entorno, de una manera agradable, mismo sin interpretar mi sueño, consideraré involuntariamente esa persona, que hasta ahora me era indiferente, con más interés. La imágen del sueño onírico puede haberme equivocado, a causa de las proyecciones, o al contrario haberme dado una información objetiva. Encontrar la interpretación justa exige mucha atención, circunspección y consciencia.

"Cuando alguien se esfuerza en obedecer al inconsciente, se encuentra a menudo impedido de hacer lo que le place. Pero estará con frecuencia igual de incapaz de hacer lo que otros esperan de él. Sucede entonces muchas veces que esté obligado de separarse del grupo al que pertenece para encontrarse a Sí Mismo.

¿Quien «compone» las series de imágenes oníricas? ¿Quien es el «urdidor», la «tejedora» de los sueños oníricos? 

"Llegamos ahora a ese gran misterio, a esta realidad extraordinaria que se sitúa en el trasfondo del fenómeno onírico y que cada uno de nosotros puede observar con facilidad: este desconocido maravilloso, ser o instancia, que compone las imágenes oníricas en serie. ¿Quien es? ¿Que cosa es? ¿Cual es, por ejemplo, ese espíritu travieso que inventó la escena del establo en el sueño de esa mujer y a su intención? ... De manera general ¿Cual es ese ser o esa cosa que nos contempla con ese ojo más lúcido y más imparcial que el de nuestro mejor amigo o enemigo? Debe tratarse de un Ser de una Suprema Inteligencia a juzgar por la profundidad y penetración de la que hacen prueba los sueños oníricos. Pero, de todas maneras, se trata de un Ser? ¿Está dotado de personalidad o estamos en presencia de alguna cosa de orden objetivo como por ejemplo la luz que percute la superficie de un espejo? Jung designó esa alguna cosa por la denominación de «mi personalidad número 2» . La personalidad número 2 es el inconsciente colectivo que, más tarde Jung ha designado como «la psíque objetiva», porque la percibimos como no perteneciente al sujeto. Se trata ahí de una cosa de la que el yo hace la experiencia como si fuere un contrario, un ojo, de alguna manera, que dirije su mirada sobre nosotros desde los fundamentos del alma. Son el inconsciente colectivo y sus contenidos los que se expresan a través de los sueños oníricos, y cada vez que uno logra comprender un sueño onírico y asimilar también su mensaje sobre el plano moral, «nuestros ojos se abren» , «vemos». Durante esos instantes, uno se contempla con los ojos de un ser otro que nosotros mismos, con la mirada de alguna cosa objetiva que nos escruta de alguna manera desde fuera, que se dirije a nosotros, lo que favorece muy particularmente el desarrollo de sentimientos así como una actitud y comportamientos éticos,  y tales nos ve y nos mira, tales somos en verdad ; así, deberíamos llevar nuestros esfuerzos de conocimiento de sí hasta este punto ─ porque ninguna paz interior verdadera es posible antes de haber alcanzado esa realidad."

"Cuando la cúspide de la vida es alcanzada, cuando el pimpollo se abre y de lo más pequeño lo más grande emerge, entonces ... «uno se torna dos» y la figura más grande que uno siempre ha sido pero que ha permanecido invisible, aparece a la pequeña personalidad con la fuerza de una revelación. Ella, la personalidad, que es en verdad desesperadamente pequeña, deberá arrastrar la revelación de lo grande hacia el nivel de su pequeñez y no entenderá nunca que el día del juicio para su pequeñez ha comenzado. Pero el Hombre que es internamente grande sabrá que el tan ansiado amigo del alma,  en realidad ha llegado ahora! A llevar cautiva la cautividad, a tomar posesión de ella, la personalidad, ... para hacer que su vida sea el fluir de la vida más grande".  ...

En 1988 en conversaciones con Fraser Boa  que fueron publicadas en el libro "The way of the dream" Hardcover Edition Toronto Canada, Marie Louise Von Franz dijo:

"Trabajo esencialmente a partir de los sueños oníricos. En nuestro modo de pensamiento, utilizamos los sueños oníricos porque provienen de un individuo dado y son sus sueños propios. El gran peligro potencial de todas las profesiones de apoyo psicológico es la posibilidad de interferir con la vida de otros. Tomad por ejemplo el concepto de normalidad. Un terapeuta puede tener cierta idea de la normalidad y pensar que su paciente debería volverse normal. En esto, interfiere, adopta una actitud de poder. Lo que él piensa, ¿es en verdad normalidad? Nadie puede conocer el destino de un ser humano. Los sueños oníricos son las solas cosas que provienen del paciente mismo y, si tratamos de comprender los sueños oníricos con el menor número de prejuicios posibles, podemos descubrir lo que la profundidad de ese paciente le dice a propósito de sí mismo. Nosotros terapeutas no somos más que traductores de sueños oníricos ... Cuando un sueño onírico es interpretado correctamente, un clic se produce en el paciente, que le hace decir «Ah si! es esto!». Esta impresionado, lo que probablemente le va a dar la motivación de cambiar su vida. Mientras que si Usted aconseja a ese mismo hombre: «Escuche, os comportáis como un adolescente y no es bueno para su salud», él no escuchará, porque él ya ha oido eso antes. Pero en contra, si su propio sueño onírico se burla de él, la probabilidad de que cambie verdaderamente su conducta es más fuerte ... Así en la escuela junguiana, seguimos los sueños oníricos. Trabajamos con el paciente para descubrir su significado y nos limitamos a eso solo. Trabajando juntos de esa manera, el paciente no tiene la impresión de haber sido puesto en la camisa de fuerza de la normalidad o la adaptación, según la concepción que de ella tiene el analista. Sigue sus propias sugestiones interiores, lo que su propia psíque le dice. El analista enseña entonces a la gente a ser capaces de escuchar su voz interior y de seguirla con la ayuda de los sueños oníricos."

Jung decía que el sueño onírico es a sí mismo su mejor explicación: entendía por esto que la interpretación de un sueño onírico es siempre inferior al sueño onírico mismo, porque las imágenes oníricas son la mejor expresión posible de los acontecimientos interiores que traducen.

Lo sueños oníricos son ..."fuente escondida del conocimiento de sí, porque esta fuente esta situada en nosotros mismos y constituye sin embargo un insondable misterio y todo un universo que apenas hemos comenzado a descubrir". 

 "Cuando Cristóbal Colón descubrió América, trajo de vuelta grandes riquezas a la reina Isabel. Pero los más preciosos tesoros eran sus mapas que permitieron a otros seguir explorando el nuevo mundo".

Carl Gustav Jung ,  Marie Louise Von Franz





4/5/12

La Paz

¿Qué es la Paz? Cuando un hombre está en un sueño profundo ¿Tiene la menor preocupación por el mundo, aunque éste subsista? Su mente está tranquila y en reposo. Si puede conservar este grado de calma y reposo mental incluso cuando está activo en el seno del mundo, entonces se realiza la Paz.

¿Puede permanecer así, la mente, incluso cuando nos enfrentamos al mundo? Esto depende de nuestra forma de entender al mundo. La mente está más agitada si la despojan de su propiedad que si se trata de la propiedad de otro. La pérdida de un bien propio causa más disgusto que la del bien de otro. ¿Por qué? Porque nuestra manera de valorar las cosas es lo que determina el grado de placer o de ansiedad que nos procuran. Por consiguiente, si aprendieramos a verlo todo con la misma mirada, la mente permanecería en paz. La mente que sabe que los asuntos del universo están más allá de su competencia se tranquiliza necesariamente. Del mismo modo, si uno tiene consciencia de no tener ya ninguna pretensión respecto a nada, o que todas las cosas son perecederas, la mente permanece en calma. Así la Paz se instala de forma duradera si se contemplan toda las cosas con una mirada ecuánime. La Paz depende del modo en que la mente aprehende las cosas.

Ilustración de lo que precede: un hombre se despierta después de haber soñado. Su mente estaba contenta, o molesta, según sus opiniones acerca de las cosas vistas en el sueño; pero,  al despertar, su mente no está afectada por todas las peripecias del sueño; permanece ecuánime. ¿Por qué? Porque sólo en ese momento su mente se permite valorar todos los elementos del sueño de manera igual. No lamentará que el sueño haya cesado. ¿Por qué? El sabe que el sueño no es eterno, sino que debe terminarse al despertar. Del mismo modo, si un hombre sabe que tarde o temprano tendrá que despertar del largo sueño de la vida en este mundo, su mente se volverá inmutable. Es el estado de la calma pura. Es el estado de Paz.

Este estado no significa para él el fin de su relación con el mundo. Sólo le pertenecen la paz y la calma de la mente. Sus actos tendrán que adaptarse a las circunstancias. El único cambio que se ha producido con esta obtención de la paz mental es el siguiente: su mente ha conocido la Verdad y ha realizado el desapego; por consiguiente, reposa, apacible. Sus actos, aunque pueden variar, son imparciales; pero los actos de los demás son cambiantes, sin poder conservar la imparcialidad. Así es como la calma de la mente aporta un bien enorme, no sólo a él mismo, sino también al mundo en general. La Paz indica la vía del comportamiento justo.

Un hombre camina, con una lámpara encendida en la mano. ¿Puede haber hostilidad entre la luz y los accidentes del camino? Sin duda, no. Sin embargo, la luz y la oscuridad no pueden coexistir. La luz expulsa a la oscuridad, revela los accidentes del camino y permite que el hombre avance con prudencia, subiendo, bajando, yendo por los lados, etc... La luz de la lámpara suprime la causa de juramentos o quejas fútiles como «mi pie ha chocado con un obstáculo», o bien: «este hoyo me ha hecho tropezar». Una vez realizada la Paz, el hombre no siente odio ni antagonismo hacia el mundo. La Paz disipa las tinieblas que nos impiden ver la verdadera naturaleza del mundo y sus trampas. En ausencia de la Luz de la Paz, que permite adaptarse a las múltiples circunstancias, se condena al mundo y se lo acusa de todos los sufrimientos, como uno se queja de los obstáculos que encuentra a lo largo de un camino. Por eso a un hombre que ha realizado la Paz Suprema después de haber conocido el mundo como un sueño complicado, no se lo debe considerar fuera del mundo y sin que le conciernan sus actividades. De hecho, es el único que está en una armonía efectiva con el mundo; es el único verdaderamente competente para ser un hombre de acción. Así, la Paz es el regulador de sus actividades. ...

En apariencia, la Paz puede dar una impresión de insulsez y de falta de vigor. De hecho, lo puede vencer todo. Lo supera todo con tenacidad y en valor, y el éxito depende de estas cualidades. Aun cuando el monte Meru se derrumbara, el incidente provocaría a lo sumo una ligera sonrisa en el hombre en Paz, si no es que lo dejaba totalmente impasible...Este estado es precioso para las cuestiones que conciernen tanto el mundo como al espíritu. La verdadera felicidad en el mundo es también la suya, y esta felicidad brota tras el fin de una esclavitud. La Paz aporta el bien a todos, de todas maneras.

Los adversarios de la Paz son numerosos. Están ahí para probar al hombre. Cuando nos enfrentamos a ellos, debemos estar vigilantes y procurar que la flor frágil de la mente no se vea afectada por sus sombras. Si la flor de la mente se estropea, perderá su perfume, su frescor y su color. Entonces se volverá inútil, impresentable a los demás, y a Dios. Debes saber que tu mente es aún más frágil que una flor. Tus deberes para contigo mismo, para con los demás y para con Dios se cumplen con la ayuda de esta flor. Por lo tanto, debe conservar su frescor siempre y en todo lugar. Toda bendición de la mente es obra de la Paz.

Adora sin cesar al Dios de tu Sí con la flor de tu mente. Deja que los aspectos caprichosos de tu  mente manifiesten esta adoración. Progresivamente, aprenderán a abandonar sus juegos infantiles y querrán conocer el mismo encanto que tú. A fuerza de observar la Paz que hay en ti, abandonarán sus caprichos. Tú sólo tienes que continuar pacientemente la adoración. No te dejes desviar por estos caprichos de la mente; al contrario son ellos los que finalmente serán pacificados por la Paz que está en ti. Todo debe estar en Paz.

Una última palabra: la ciencia de los Vedas es la Paz.

Fragmento de "Ellâm Onru". Texto tamil anónimo del siglo XIX. 

23/3/12

La salida de Egipto

"Mientras se mantiene el sentido del ego uno es el actor y se goza de la acción. Pero si se "pierde" el ego, la voluntad de Dios viene a tomar el relevo y dirige el curso de los acontecimientos."

Ramana Maharshi

"Cuando el ego lucha Dios debe irse y cuando Dios lucha el ego se debe ir. Por eso sigue actuando y deja los resultados en las manos de Dios. Cumple con tu deber, no te sientas ansioso y no pienses en el futuro. Cualquiera sea la ansiedad que se levante en ti, te conviertes en un ateo. No crees en Dios y el te cuida. Si tienes verdadera fe no puedes sentir nunca ansiedad. 

En cuanto a las simples opiniones, nada a favor de la corriente. Pero en cuanto a materias de principios mantente firme como una roca".

Ramakrishna
 

12/3/12

El Inconsciente

El texto que sigue proviene de partes de la serie de cinco conferencias que dictó Carl Gustav Jung en el Instituto de Psicología Médica de Londres (Tavistock Clinic) del 30 de septiembre al 4 de octubre de 1.935.

"La psicología es ante todo una ciencia de la consciencia. En segundo lugar es la ciencia de los productos de la psique inconsciente. No tenemos los medios para la exploración directa de la psique inconsciente debido al hecho de que el inconsciente es precisamente inconsciente lo que hace que no podemos comunicar con él. Solo podemos tratar con los productos conscientes de los que suponemos derivan del ámbito de las "representaciones imprecisas" referencia que hace el filósofo Kant en su "Antropología del punto de vista pragmático" como si fuera un semi-mundo.

Cualquier cosa que podamos decir sobre el inconsciente, es nuestro espíritu consciente el que lo dice. La psique inconsciente, que es de naturaleza totalmente desconocida, no puede expresarse sino gracias a la consciencia y su lenguaje. Es imposible hacer de otro modo. Esto es insalvable y lo debemos tener siempre presente como aviso último a nuestro juicio.

La consciencia es una cosa muy particular. Es un fenómeno intermitente. Una quinta parte de nuestra vida, quizá un tercio inclusive la mitad ocurre en el estado de inconsciencia. Cada noche zozobramos en el inconsciente y es solamente por fases, entre vigilia y sueño, que nuestra consciencia es mas o menos clara. En ciertos aspectos, uno puede incluso preguntarse cual es la claridad de esa consciencia. La consciencia puede compararse a la superficie o a la piel de una vasta zona inconsciente cuya extensión sería desconocida. No sabemos hasta donde reina el inconsciente, porque de él no sabemos nada. Cuando decimos "el inconsciente" creemos que por éste término hemos designado algo consistente, en realidad, lo que designamos así no es más que el hecho de no saber de lo que se trata. No tenemos sino las pruebas indirectas de la existencia de una esfera mental subliminal. Algunas razones científicas permiten expresar la conclusión según la cual esta esfera existe. A partir de las producciones de la psique inconsciente es posible para nosotros sacar conclusiones sobre su naturaleza, pero hay que tener cuidado de que esas conclusiones no sean muy antropomórficas ya que podría muy bien ser que la realidad esté lejos de lo que nuestra consciencia pueda concebir.

Si uno compara el mundo físico tal cual es y la manera en que nuestra consciencia lo interpreta, se descubre toda clase de imágenes mentales que estan muy lejos de los hechos objetivos. Por ejemplo, vemos colores y oímos sonidos cuando en realidad son oscilaciones. En verdad haría falta un laboratorio equipado de una manera compleja para hacerse una imágen de este mundo que esté desatada de nuestros sentidos y de nuestra psique. Supongo que es lo mismo con nuestro inconsciente: nos haría falta un laboratorio que, gracias a métodos objetivos, nos permita establecer como las cosas son realmente cuando están en el estado inconsciente. Guardemos entonces estas reservas en nuestro espíritu a todo lo largo de mi exposición cualesquiera sean mis conclusiones o mis afirmaciones sobre el inconsciente. El inconsciente no se presentará jamás de otra manera sino  como sí   y esto es un límite que no hay que olvidar jamás.

Además el consciente se caracteriza por cierta estrechez; sólo puede tratar simultáneamente un pequeño número de aspectos a la vez, mientras que todo el resto permanece en el inconsciente. Solo obtenemos una especie de continuidad, de comprehensión general o de despertar al mundo consciente, gracias a la sucesión de esos momentos de lucidez. Es imposible aprehender una imágen de la totalidad porque nuestra consciencia es muy estrecha, no podemos percibir sino destellos de la existencia. Es como si observaramos a través de una rendija y solo vieramos un momento particular: de todo el resto que está en la oscuridad en ese momento no percibimos nada. La extensión del inconsciente es gigantesca y sin discontinuidad mientras que la de la consciencia es el campo estrecho de una visión momentánea.

La consciencia proviene esencialmente de nuestra percepción y de la orientación que es la nuestra en el mundo externo. Ella está probablemente localizada en el cerebrum cuyo orígen es ectodérmico y que en nuestros lejanos ancestros debía ser sin duda un órgano de los sentidos de la piel. La consciencia que proviene de esta localización del cerebro ha conservado probablemente de ella las cualidades de sensación y de orientación.


Con asombro, los psicólogos franceses e ingleses de principios de los siglos 17 y 18 han tratado de hacer derivar la consciencia de los sentidos, como si la consciencia consistiese solamente en un dato sensorial. Es lo que expresa la célebre frase Nihil est in intellectu quod non fuerit in sensu. Se observa algo similar en las teorías psicológicas modernas; Freud, por ejemplo, no hace derivar la consciencia de los datos de los sentidos, pero hace derivar el inconsciente del consciente; tenemos aquí una lógica análoga.

Al principio, el concepto de inconsciente designó solamente el estado de contenidos olvidados o reprimidos. En Freud, a pesar de que el inconsciente aparece ya - al menos metafóricamente - como sujeto actuante, en esencia solo es el receptáculo de esos contenidos olvidados y reprimidos, solo tiene valor en función de ellos.

En lo que me concierne, presentaré las cosas de manera inversa: diré que, a todas luces, lo que es primero es el inconsciente y que la consciencia nace de ese estado de inconsciencia. En la pequeña infancia somos inconscientes. Las más importantes funciones instintivas son inconscientes, y la consciencia es en suma producto del inconsciente. Ser consciente implica un esfuerzo muy grande. Uno se cansa de ser consciente, nos agota. Al límite este esfuerzo no es natural.

Lo que es importante en lo que concierne a la consciencia es que nada puede ser consciente que no esté referido al yo. Si algo no esta atado al yo entonces no es consciente. Se puede definir la consciencia como la relación que existe entre los hechos psíquicos y el yo. El yo es complejo, descansa ante todo sobre el hecho de ser consciente de nuestro cuerpo, de nuestra existencia, así como del recuerdo que guardamos de los hechos: tenemos una cierta idea de "haber sido" y una larga serie de recuerdos. Estos dos aspectos forman lo esencial del yo. Se puede decir del yo que es un complejo de datos psíquicos. Tal como un imán, el yo ejerce una potente fuerza de atracción que atrae por una parte los contenidos del inconsciente, ese mundo oscuro del que no sabemos nada, pero también las impresiones que provienen del exterior. Solo cuando los contenidos se asocian al yo se vuelven conscientes sino no lo son. 

Por mi parte creo que el yo es una especie de complejo. Es nuestro yo, claro, el mas íntimo y querido complejo, el que más tiernamente amamos. Está constantemente en el corazón de nuestra atención y de nuestros deseos y constituye el centro absolutamente indispensable de la consciencia. Si se disocia como en la esquizofrenia, todo sentido de los valores se desvanece y la reproducción voluntaria de las cosas se vuelve imposible. El centro al dividirse, ciertas partes se atan a un fragmento del yo, mientras que otras se combinan con otros fragmentos del yo. Esta es la razón por la cual se observa en el esquizofrénico cambios rápidos de una personalidad a otra.


La consciencia posee númerosas funciones que le permiten orientarse bien hacia lo que es exopsíquico o a lo que es endopsíquico. Entiendo por exopsique el sistema de relaciones que existe entre los contenidos de la consciencia y los datos que llegan del ambiente que nos rodea. Se trata de un sistema de orientación que nos permite gerenciar los hechos externos percibidos por nuestros sentidos. Del otro lado, entiendo por endopsique el sistema de relaciones que existen entre los contenidos de la consciencia y los procesos del inconsciente que no podemos sino suponer.

Las funciones exopsíquicas son el pensamiento, el sentimiento, la sensación y la intuición; pero ellas no intervienen en nuestra relación con lo que es de alguna manera por debajo del yo. El yo no es más que una parcela, un átomo de consciencia que flota sobre un océano de cosas oscuras. Esas cosas oscuras son las que residen en el interior. Sobre el lado interno se encuentra una capa de acontecimientos psíquicos que forman una especie de franja de consciencia alrededor del yo. Si suponemos una linea vertical que sería el umbral de la consciencia tendremos por un lado una superficie de consciencia que corresponde a la consciencia que tenemos del mundo exopsíquico es decir el mundo regulado por las funciones descritas anteriormente. Pero del otro lado del umbral de la consciencia tenemos el mundo de la sombra. Ahí, el yo es en cierto modo oscuro, no vemos nada en el interior, somos una enigma para nosotros mismos. He aquí porqué descubrimos constantemente cosas nuevas sobre nosotros mismos. Esto nos muestra que existe siempre una parte de nuestra personalidad aún inconsciente y en devenir. No somos seres finitos, estamos en crecimiento y en transformación.

Los contenidos exopsíquicos de la consciencia se originan primero del medio ambiente a través de las informaciones que vienen de los sentidos. Luego esos contenidos provienen igualmente de otras fuentes como la memoria y los procesos de juicio que forman parte de la esfera endopsíquica. Una tercera fuente de esos contenidos conscientes es la esfera oscura de la psique, el inconsciente. Se tiene acceso a ellas gracias a las características de las funciones endopsíquicas, funciones que no estan bajo el control de la voluntad. Son el vehículo por el cual los contenidos inconscientes alcanzan la superficie de la consciencia.


Los procesos inconscientes no son directamente observables, pero las producciones inconscientes que franquean el umbral de la consciencia pueden dividirse en dos categorías. La primera contiene un material que se reconoce por su origen francamente personal: son los contenidos que provienen de adquisiciones individuales o de procesos instintivos que forman el conjunto de la personalidad. Además de los contenidos personales, se encuentran los contenidos olvidados y reprimidos, y los contenidos creadores. En sí no tienen especificidad particular. En ciertas personas pueden ser conscientes. Hay gente que son conscientes de cosas de las que otros no. Llamo esta categoría de contenidos el subconsciente o el inconsciente personal, porque hasta donde se pueda juzgar, está enteramente compuesto por elementos personales que constituyen la personalidad en su conjunto. El inconsciente personal es esa parte de la psique que contiene todos los elementos que podrían también ser conscientes. Nada en esa esfera particular es necesariamente inconsciente para nadie. Algunos de nosotros están efectivamente conscientes de casi todo lo que un hombre puede ser consciente. El inconsciente personal es algo muy relativo, y se puede reducir su círculo hasta volverlo tan estrecho que se vuelva nulo.


Hay luego una categoría de contenidos de orígen decididamente desconocido, o en todo caso cuyo orígen no puede resultar de una adquisición individual. Esos contenidos tienen una particularidad completamente fuera de lo común: es su carácter mitológico. Es como si proviniesen de un modelo que no correspondería a nadie, ni de un espíritu particular sino a la humanidad en general. La primera vez que encontré tales contenidos me pregunté en verdad si no eran a lo mejor debidos a la herencia y si no podían explicarse como una marca étnica. Con la finalidad de aclarar esta interrogante, me fui a los Estados Unidos para estudiar los sueños oníricos de Negros no mestizados. Tuve el placer de constatar que esas imágenes nada tenían que ver con lo que se llama la herencia de la sangre o de la raza, ni con lo que un individuo puede adquirir personalmente. Pertenecen a la humanidad en general y son entonces de una naturaleza colectiva.


Esos motivos colectivos los he llamado arquetipos. Un arquetipo es un typos (una huella) , una agrupación precisa de características arcaicas que contienen bien en la forma como en el fondo motivos mitológicos. En su forma más pura los motivos mitológicos aparecen en los cuentos de hadas, los mitos, las leyendas y el folklore. Ciertos motivos son bien conocidos: las figuras del Héroe, del Salvador, de la Ballena que se traga al Héroe, el descenso en la caverna que expresa el mecanismo psicológico de la introversión de la psique consciente hacia capas más profundas de la psique inconsciente. De esas capas provienen los contenidos de carácter impersonal y es por esto que los llamo el inconsciente colectivo o impersonal.

El simbolismo de esas imágenes y de esas ideas no se enseña ni en los liceos ni en las universidades. En lo que me concierne, lo he estudiado durante años a partir de un material que he debido buscar por mí mismo. Cuando lleguemos a la técnica de análisis de los sueños oníricos, estaré forzado de referirme al material mitológico, lo que os dará una idea de lo que es verdaderamente un trabajo de investigación sobre los paralelos que se pueden establecer frente a las producciones del inconsciente. Por el momento debemos simplemente contentarnos con la afirmación de que existen motivos mitológicos en esta capa del inconsciente, que producen contenidos que no se pueden imputar al individuo y que inclusive pueden ser totalmente en contradicción con la psicología personal del soñador. Por ejemplo, los niños hacen sueños oníricos con símbolos increiblemente profundos que nos hacen reflexionar a tal grado que uno se dice: "¿Pero como es posible que un niño haga tal sueño onírico?". La explicación es sencilla. Nuestro espíritu tiene su historia, así como nuestro cuerpo tiene la suya. Millones de personas no saben que tienen un thymus, y sin embargo tienen uno. Como nuestro cuerpo, nuestro inconsciente es un depósito de reliquias y de recuerdos del pasado. Un estudio de la estructura del inconsciente colectivo revelaría los mismos descubrimientos que los efectuados en anatomía comparada. No se necesita para esto introducir la mística. 

Los métodos utilizados en la investigación de contenidos provenientes de procesos psíquicos inconscientes son: el método de asociación de palabras, el de análisis de los sueños oníricos y el de la imaginación activa".

Nota:  Estas palabras fueron dichas en 1.935. Posteriormente C.G.Jung precisó mejor algunos de los conceptos expuestos ut-supra, por ejemplo la diferenciación que hará entre las imágenes en forma propia y los arquetipos.