Contrariamente a las traducciones del antiguo testamento en otros idiomas, en el original hebreo, Dios es designado de varias maneras: a veces bajo el nombre inefable de cuatro letras que no se pronuncia: la letra Yod, la letra Hé, la letra Vav y la letra Hé que denominaremos Havaya. Otras veces es designado con el nombre de Elokim. También aparecen los dos nombres juntos. Estos nombres no hacen más que describir los diferentes aspectos y funciones de la manifestación de Dios en el mundo y particularmente cuando son traidos al conocimiento de los seres humanos. Más allá de esta variedad de designaciones, la Esencia Divina en Sí no tiene y no sabría tener nombre. Esto quiere decir y debe quedar bien claro que no hay que confundir la Esencia con la función. En la Tradición Judía se designa en forma paradojal a esta Esencia "El Infinito, Bendito Él Sea" en hebreo En Sof Baruj Hu. Solo Él existe y no hay nada aparte de Él.
De Él, de su Esencia, nada se puede concebir, nada se puede decir. Está más allá de toda definición que tenga que ver con el entendimiento humano: recurrir a un concepto que es necesariamente del orden del pensamiento, del intelecto, de un saber finito, crea de inmediato con el Infinito un abismo infranqueable.
Previo a la creación solo había la Luz Infinita, en hebreo Or En Sof llenando toda la existencia: los mundos finitos no podían existir porque Or En Sof se revela exclusivamente dentro de aquello que está totalmente anulado en Dios y absorbido en Él.
El Rabino Itzjak Luria Ashkenazí resuelve la cuestión de como un variopinto mundo finito puede emerger de un unificado, indivisible e Infinito Dios y desarrolla la idea del Tsimtsum ... palabra hebrea que significa "contracción" que hace posible el concepto de existencia limitada ... la primera etapa, para permitir la existencia, es la retirada de Dios del "espacio" que Él habita exclusivamente para crear un "vacío" dentro del cual Él genera un rayo de Luz que se convierte en la base para todos los mundos y niveles de existencia. El Rabino Menachem Mendel Schneerson apunta aquí que el mismo proceso del Tsimtsum fue necesario afin de que el alma vaya desde su punto de origen en Dios hasta el punto en el cual está lista para ser situada en un cuerpo físico. De esta manera se hace posible que los mundos y las cosas creadas puedan ser llamadas a la existencia y ser creados ex─nihilo es decir algo de la nada en hebreo yesh me'ayin y esto, sin ser nulificados de la existencia, y pueda el ser creado sentir su existencia como si fuera independiente. Esta ocultación de Or En Sof es análoga a la oscuridad. Así fueron creados cuatro mundos que de arriba abajo son:
Atzilut el mundo de la Emanación.
Beriyá el mundo de la creación.
Yetzirá el mundo de la Formación.
Asiyá el mundo de la Acción.
Vivimos en Asiyá el mundo de la Acción, el mundo más alejado de su fuente primera, etimológicamente el mundo del hacer porque aquí es que nosotros los hombres actuamos.
El Rabino Adin Steinsaltz escribió: "el mundo físico en el cual vivimos, el universo que podemos observar objetivamente alrededor nuestro: todo esto no es más que una débil parte de un sistema de mundos tan vasto que el espíritu humano no concebiría ... esto no significa necesariamente que existen en algún lado, en otra parte, sino más bien que existen en otras dimensiones del ser".
El Rabino Moshé Miller escribió:
"Todos los mundos son el resultado de una constricción y reducción de la Infinita Luz Or En Sof y son en uno u otro grado, limitados y definidos. Esto es decir, que la revelación de Dios es más o menos limitada, dependiendo de a que mundo es referida. Por lo tanto la palabra "mundo" en hebreo olam es etimológicamente relacionada con la palabra he'elem que significa ocultación en referencia al ocultamiento de la Infinita Luz de Dios. En los mundos superiores la Infinita Luz es más revelada, y en los mundos inferiores la Infinita Luz es menos revelada. La Luz es revelada en cada mundo por lo que en la Kabbalah se llama sefirot. Estas, (las sefirot) son divinas emanaciones por las cuales Dios se revela Él mismo al hombre y mediante las cuales Él dirige los mundos como lo establece la introducción al libro Zohar que declara: "Tú eres Él que genera ... diez sefirot".
Las sefirot no son entidades distintas o intermediarias, lo que podría implicar dualidad o pluralidad en la Infinita Luz o Dios. Todo lo contrario, no son otra cosa que fases varias o niveles de la revelación de Dios mismo al hombre. Así, en el libro de la formación Sefer Yetzirá las sefirot son llamadas bli-mah, sin substancia. Las sefirot constituyen la estructura interna de cada uno de los mundos, algo así como los huesos dan forma y estructura al cuerpo humano.
Aunque las sefirot en todos los mundos llevan el mismo nombre, se entiende sin embargo que la calidad y el poder de las sefirot en el elevado mundo de Atzilut, por ejemplo, es incomparablemente de mayor calidad y poder que las de el mundo de Asiyá ya que en el mundo de Atzilut la Luz Infinita revelada a través de las sefirot es mucho más extensa y mucho más elevada que en cualquier otro mundo debajo de él.
El origen de la palabra sefira (singular de sefirot) está explicado de cuatro maneras en los textos clásicos, y cada una de estas cuatro explicaciones corresponden a las sefirot tal como existen en cada uno de los cuatro mundos de Atzilut, Beriyá, Yetzirá y Asiyá. ... En relación a las sefirot en el mundo de Asiyá, el mundo de la Acción en el que nos encontramos, la palabra sefira es explicada como derivada de la palabra mispar que significa número. Número significa una limitación cuantitativa, enfatizando la idea de finitud. El efecto o poder que la Luz tendrá es severamente limitado por su descenso en el mundo de Asiyá.
En cierto sentido las sefirot de todos los mundos son similares entre sí. La razón para esto es bastante sencilla. Las diez sefirot del mundo de Asiyá derivan de las diez sefirot de Yetzirá y las de Yetzirá derivan de Beriyá y las de Beriyá de las sefirot de Atzilut.
En el lenguaje de la Kabbalah, se dice que dentro las diez sefirot de Asiyá están las diez sefirot de Yetzirá y dentro de las sefirot de Yetzirá están las sefirot de Beriyá y dentro de las sefirot de Beriyá están las sefirot de Atzilut en las que permanece la Luz de En Sof.
Las diez sefirot son llamadas keter, jojmá, biná, jesed, guevurá, tiferet, netzaj, hod, yesod y maljut. En ciertos textos se menciona una sefira adicional, pero en realidad solo hay diez sefirot, no once. A veces, sin embargo, keter es contada entre las diez, y otras veces da'at es contada en vez de keter, dependiendo si uno las vé desde el punto de vista del Creador o desde el punto de vista de lo creado. En el proceso de creación en el que las sefirot son emanadas desde arriba (por ejemplo de Dios hacia el mundo físico) keter es contada y no da'at puesto que es la primera emanación de la Divina Voluntad, el sitio desde donde todas las emanaciones derivan. Cuando el proceso es de abajo hacia arriba (por ejemplo el hombre que se eleva de nivel en nivel en su deseo de adherirse a Dios), da'at se cuenta y no keter, puesto que keter es un nivel tan sublime que generalmente está más allá del alcance de la capacidad normal individual de comprender".
El Rabino Menachem Mendel Schneerson escribió: "En Sof literalmente "Infinito" "Sin Fin" . La más absoluta , Infinita fuerza de Dios, totalmente más allá de descripción, conocimiento y comprehensión, completamente más allá de cualesquiera límites ; la Esencia de Dios Él Mismo, el más recondito aspecto del más íntimo nivel de Keter. Keter (Voluntad) es el intermediario entre En Sof y las Sefirot".
En el Pentateuco, en la Torá, el proceso de creación empieza con el mundo de Beriá, el segundo mundo de arriba hacia abajo esto, debido a que el mundo de Atzilut es Divinidad propiamente dicha y no es considerado como si hubiera sido creado ex-nihilo, algo a partir de la nada, sino más bien es llamado Atzilut lo que quiere decir una "emanación" y extensión de la Divinidad, una iluminación que proviene de la Divinidad misma.
Luego, hay tres niveles de "contracciones" (tsimtsum) que dan lugar a tres mundos: estos son los tres mundos de Beriá, Yetzirá y Asiyá.
Contracción y ocultación de la Luz de Atzilut para crear criaturas en el mundo de Beriá, que están en un nivel de creacion ex-nihilo.
Contracción y ocultación de la Luz de Beriá afín de que el mundo de Yetzirá - un mundo por lo demás inferior a Beriá - fuera creado.
Contracción y ocultación de la Luz de Yetzirá, que debió ser considerablemente limitada para que pueda descender al mundo de Asiyá, que es el mundo que habitamos, Olam Hazzé mundo de oscuridad doble y redoblada en donde reina la separatividad de creer que somos criaturas independientes sin contacto alguno con la fuente primera y esto, debido a la magnitud del ocultamiento de la Luz de En Sof.
Esta creación fue realizada por la función creadora de Dios llamada Elokim en seis días y el séptimo día Elokim suspende el trabajo de toda la obra que había hecho. Por lo tanto el nombre de Havaya no aparece.
El Rabino Yosef Yitzchak Schneersohn escribió:
"Hay muchos nombres Hebreos para Dios en la Escritura, cada uno de los cuales expresa un diferente aspecto o atributo de la Divinidad. Havaya hace referencia a Dios El Infinito, que trasciende la creación y la naturaleza, el tiempo y el espacio completamente - el aspecto de la Divinidad que trae toda cosa a la existencia ex-nihilo; la vida-fuerza de toda la creación. Elokim, a la inversa, representa el aspecto de Dios que oculta la Infinita Luz y vida-fuerza, puesto que esta Infinita fuerza es muy intensa para ser soportada por las criaturas finitas. Elokim es el poder de Dios que hace que el mundo aparece tal como existe naturalmente e independientemente por sí mismo. (Elokim por lo tanto tiene el valor numérico de la palabra hatevá, naturaleza). ... Havaya es Elokim. Aunque cada criatura siente su propia independencia (Elokim), en realidad está animada enteramente por la vida-fuerza de Dios (Havaya). Por lo tanto, "naturaleza" es efectivamente sobrenatural ". ... Havaya representa el aspecto de la Divinidad que trasciende tiempo y espacio, implica hayá, hové veyihyé (Dios es, era y será) un Divino reino en donde pasado, presente y futuro existen simultáneamente. ...
... Cada cosa que existe es vivificada por una específica vida-fuerza propia de Dios. Esta vida-fuerza es el "ADN espiritual" de esa entidad dada que define los parámetros y naturaleza de su existencia. Por esta razón, la naturaleza de una entidad dada refleja directamente el poder espiritual o vida-fuerza que la vivifica. Esta es la razón por la cual las palabras hebreas naturaleza (hateva) y el Divino poder (Elokim) son numéricamente equivalentes, ya que son uno y lo mismo - la naturaleza de algo es también su poder (vida-fuerza)".
Elokim el Divino poder y la naturaleza hateva son uno y lo mismo. Es la expresión, en el mundo de la Acción (Asiyá) que habitamos, de las fuerzas de la naturaleza: las leyes físicas, químicas, biológicas etc ... y esto, a su manera propia, no solamente en nuestro mundo, sino en todos los mundos creados que estan por encima del nuestro por más espirituales que sean. Estas leyes de la naturaleza, que en los mundos creados constriñen, limitan y oprimen en mayor o menor medida es lo que la Tradición Judía llama Mitzrayim que comúnmente se traduce por Egipto.
"No obstante, el nombre Divino de cuatro letras (Yud-He-Vav-He el Tetragramaton) Havaya, es Elokim. Es decir, que pese al ocultamiento del nombre de Cuatro letras (que denota su Ilimitado poder) por parte de Elokim (que denota su propia auto-limitación) , es el primero Havaya el que continúa permeando toda la existencia".
En el texto hebreo (más no en la traducción a otros idiomas), durante todo el proceso de la creación Dios es designado como Elokim. De aquí en adelante, cuando empieza el relato de la creación de Adam dotado de Alma de Vida (Nishmat Hayim) Dios es designado con los nombre de Havaya-Elokim. El soplo de Vida, en hebreo Nishmat Hayim insuflado en las fosas nasales de Adam proviene de la intimidad de Havaya de aquel que es la fuente de la existencia. Por otra parte, se dice que Adam estaba desnudo y no se avergonzaba, esto es una manera simbólica de decir que la verdadera fuente de la creación Havaya no estaba velada para Adam. Lo que menos se trata aquí es de una desnudez física. La caida produjo en Adam la ocultación de la fuente de Vida Havaya: cuando se produjo la caida, Adam se vistió, es decir, una cortina, veló, ocultó la percepción, la consciencia que tenía de su fuente Havaya.
Esta ocultación se transmite de padres a hijos hasta el día de hoy. No obstante, a pesar de la ocultación, el hombre tiene un Alma Divina, centros superiores de consciencia (Nefesh Elokit), como se había dicho precedentemente, es decir los dos niveles de Hayá y Yehidá que se retiraron a raíz de la caida de Adam y que rodean el cuerpo desde fuera, que son llamados auras. En la Tradición Judía son las dos "envolturas": la que corresponde al grado de Hayá es llamada "envoltura cercana" en hebreo Makif HaKarov y la que corresponde al grado de Yehidá es llamada "envoltura distante" en hebreo Makif HaRa'hok. La Salida de Egipto es precisamente reconectarse, recobrar la consciencia de estos niveles, que al estar más allá de las limitaciones del tiempo y del espacio otorgan inmortalidad a la consciencia del hombre.
Análogamente, en el mundo en que vivimos, la fuente Havaya esta velada, salvo en aquel lugar geométrico del Templo de Jerusalem. Ese lugar geométrico es una puerta física, la puerta de los cielos, que recuerda al hombre, entre otros, que también en su interno existe ese punto de conexión, de equilibrio que debe recobrar: para lograrlo la Tradición Judía explica lo que es el "afinamiento" en hebreo "Birur" término que designa el alcance último de la práctica de los Mandamientos en el seno del mundo material, a saber, la elevación espiritual y la transfiguración de la materia.
El Viviente es aquel en el cual la conexión está viva y actuante. En la Tradición Judía el Viviente se llama Justo en hebreo Tzadik: de él se dice que es el fundamento del mundo en hebreo Tzadik yesod olam.
Desde el lado físico, la puerta de los cielos en hebreo Sha'ar Hashamayim debe ser física para que pueda ser reconocida. Desde el lado metafísico la puerta es metafísica. El Viviente que salió de Egipto puede atravesarla en ambos sentidos porque su consciencia no se disolverá más nunca (al haber atravesado a secas el Mar del Fin o Yam Suf ) . Para el Viviente, tener o no cuerpo físico no es un problema. Dichoso el hombre que se encuentra con uno de ellos, lo reconoce y aprende de él como se sale de Egipto, porque el Viviente es él mismo una puerta física cuando tiene cuerpo físico y una puerta metafísica cuando no tiene cuerpo físico. El Viviente es muchisimo más influyente en los asuntos de éste mundo cuando no tiene cuerpo físico que cuando tiene cuerpo físico.
Por todo lo que antecede es que en los rezos del Yom Kipur se dice siete veces : "Adonay Hu HaElohim" es decir "Havaya Él es Elokim".
El primer Mandamiento es la siguiente declaración:
"Yo Mismo YHVH-Eterno tu Dios que te ha hecho salir de la tierra de Mitzrayim de la casa de los esclavos" ... Exodo Capitulo 20 versiculo 2 (primera parte).
Quien hace esta declaración es Havaya no Elokim. Se dirige a mí, a cada hombre en particular. La casa de los esclavos es la del programa fijado en la Creación por Elokim. La casa de los esclavos está tan perfectamente diseñada que de ella la Tradición Judía dice que "El más puro estado del exilio es el de no saber que uno está en el exilio".