23/9/09

Eclipse de Dios

En el salmo 81, que se lee la noche del Año Nuevo Hebreo (Rosh Hashaná), versículo 9 y 10 está escrito: "no habrá en tí Dios ajeno, ni te encorvarás ante dios extraño. Yo soy el Señor Dios tuyo el que te hizo subir de la tierra de Egipto; ensancha tu boca y yo la llenaré".
El Rabino Mendel de Kotzk decía: "Dios no debe ser un extranjero en tí, o sea el Dios que de toda eternidad está en tí no debe residir ahí como extranjero a tí, sino como el Otro de tu intimidad misma (tuyo). A la vez infinitamente Otro e infinitamente cercano". Y terminaba diciendo "¿Donde habita Dios? Dios habita ahí en donde se le deja entrar".

Hay quienes llaman Sí Mismo (en contraposición al yo o ego) a ese "Otro" en lo íntimo, en lo interno de cada quien, que nos contempla y nos mira. En el episodio de la zarza que ardía en el fuego y no se consumía, cuando Moisés dijo ..."y cuando me preguntaren: "¿Cual es Su nombre?" , "¿Qué les diré?" Y dijo Dios a Moisés: "Yo Seré El que Yo Seré". (Exodo Cap.3 ver.13 y 14).

En su introducción al libro de Martin Buber "Eclipse de Dios", Robert M. Seltzer dice:

... "Según Buber, en el centro de toda religiosidad genuina (la cual puede tener o no lugar en lo que habitualmente se entiende como circunstancias religiosas) está la apertura de la realidad cotidiana a las relaciones dialógicas con un Tú Eterno, omnipresente y absoluto. Sin embargo, las condiciones de la vida moderna y las enseñanzas de muchos sabios han creado un ambiente en donde muchos se muestran cada vez más ciegos a esta realidad. Buber llama a esta condición el "eclipse de Dios". Aun la religión y la filosofía viven en la oscuridad de este eclipse".

No hace mucho le preguntaron a un rabino como era que Dios, que tan a menudo había hablado en un lejano pasado a su Pueblo, no lo hiciera más ahora. El rabino, que era un hombre muy sabio respondió: "en nuestros días el hombre no sabe inclinarse lo bastante bajo para escuchar lo que Dios dice".

Para ser completo el amor a Dios debe ser incondicional, porque el que ama a Dios no pide ningun favor y no mercadea con el.