2/8/21

Sabemos?

 De tantas creencias que nos rodean, que sabemos? ... No sabemos nada ...  No sabemos ni lo fundamental de nuestra existencia: no sabemos de donde venimos al nacer, ni porque vivimos, ni a donde vamos al morir, ni si la vida continua al morir. Estamos alimentando creencias y nada más ...

Sabemos que las tormentas destruyen todo lo que se opone a su paso y no podemos evitarlo. Sabemos que tenemos que morir y vivimos como si fueramos eternos.

Cuando nos damos cuenta de que sabemos algo es que comprendemos lo poco que sabemos y lo mucho que nos falta por saber. Entonces nos llenamos de lo más fácil, nos llenamos de creencias porque no sabemos.

Los errores que cometemos es porque estamos investigando la sabiduría y si estamos alerta, mucho aprenderemos de ello. El necio no comete errores porque nada tiene que aprender.

Actuemos siempre vigilantes de nuestros actos para aprender igual de nuestros aciertos como de los errores cometidos. Como aprenderemos!       O.T.S.

13/6/21

Mandala y Sincronicidad

 En los libros "Materia y Psíque" y "Número y Tiempo.Psicología de las profundidades y Física moderna" Marie Louise Von Franz escribió:

"Los acontecimientos sincrónicos son para Jung la coincidencia significante de acontecimientos exteriores, que parecen producirse de manera aleatoria, accidental, en relación al principio de la explicación causal, y que constituyen probablemente una sub-categoría de un principio más general de configuración acausal, indeterminado y dotado de significación ...

Según Jung, el mandala sería un acontecimiento psíquico de sincronicidad, como un equivalente parapsicológico del "unus mundus". La idea del "mundo uno" se funda en la hipótesis de que la multiplicidad del mundo empírico descansa sobre la base de una unidad presente en este mismo mundo. Según esta concepción, todo lo que es separado y distinto, hace parte de un solo y mismo mundo que sin embargo no es perceptible, aunque representa un postulado cuya verosimilitud es reforzada por el hecho de que hasta el presente jamás ocurrió al hombre el haber podido descubrir un mundo en el cual nuestras leyes de la naturaleza no tengan vigencia ...

En verdad no hay esperanza de que el trasfondo unitario del mundo pueda ser representado jamás. Pero sabemos hoy de una manera indudable que los fenómenos empíricos descansan sobre una base trascendental. Esta última es tanto física como psíquica, es decir que no es ni la una ni la otra, sino que constituye un tercer término, una naturaleza neutra, que en el mejor de los casos no puede ser aprehendida sino de una manera alusiva porque su núcleo es trascendental. ...

El mandala es formación-transformación, actividad eterna del significado eterno, el Centro, la expresión de todos los caminos, es camino que conduce al justo medio, a la individuación. La meta del desarrollo psíquico es el Sí. No hay desarrollo lineal, hay solo una circumbalación del Sí. Una ventana hacia la eternidad. El Sí es un principio y un arquetipo de la orientación y del significado, una función saludable. El Centro es la "esfera espiritual" que es unidad y totalidad. Aquello que abarca todas las cosas, el que mora en lo "interno y la profundidad" en el Centro, en lo más íntimo del alma. El amor del prójimo mismo saca su orígen del amor de ese Sí, el lugar en donde Dios opera. El símbolo del fondo del alma armoniosamente escondido en la naturaleza. El mandala simboliza por su Centro tanto la unidad última de todos los arquetipos como la multiplicidad del mundo fenomenal y constituye así el homologo empírico del concepto metafísico del unus mundus. Hoy se sabe de una manera que no deja lugar a dudas que los fenómenos empíricos descansan sobre una base trascendental. ...

Actualmente la ciencia intenta acercarse a esta nueva visión del mundo a través de la mecánica cuántica, que establece que ya no es posible ignorar la influencia del observador sobre el sistema observado, lo que ha permitido al factor psíquico subjetivo invadir la concepción física del mundo. En complemento de esto, la psicología de las profundidades ha desarrollado igualmente la idea según la cual, describiendo las capas más profundas del inconsciente colectivo, nos acercamos a algo que es impalpable que no sería diferente de la materia. Se asiste aquí a la manifestación de cierta energía física latente en el psiquismo. De este hecho se debería también atribuir a la materia una psíque latente. Es en este estado intermediario que se constelan los acontecimientos parapsicológicos a saber, la identidad de un orden subjetivo con un orden objetivo apareciendo los dos conjuntamente en el tiempo (de esto la noción de sincronicidad). Los fenómenos de sincronicidad van a la par con una extraña relativización de la relación espacio-tiempo habitual y de la conexión causal, pudiendo ambas incluso anularse completamente. ...

Jung escribió: "existe en la naturaleza un trasfondo de acausalidad, de libertad y de significación que es complementario al determinismo, a la mecánica y a lo absurdo". ...

En la Tradición China, se halla esta idea en la noción del Tao, que traduce la conexión global significante de todo lo que es. Los Chinos pensaban generalmente de una manera sincrónica: cada instante representaba para ellos una configuración significativa de cosas sucedidas por azar, sin el menor indicio de un encadenamiento causal. Todo lo que se produce en un momento dado participa ineluctablemente de la cualidad singular de ese instante, incluida la disposición psíquica del observador. El punto de vista causal descrito de la siguiente manera: como es que D se produce a partir de C, C a partir de B, B a partir de A etc... mientras que, en cambio, el Chino con su enfoque de sincronicidad, se pregunta  porque todos los estados A', B', C', D', se reúnen en tal momento en el tiempo, con la presuposición que la situación representa en sí misma una "imágen" que puede ser leida y comprendida. Se trata esto de una idea fundamental para los taoistas, y para las ciencias clásicas chinas. ... El Tao Te King dice:

Hay algo que, perfecto en la indiferenciación,
Precede la formación del cielo y de la tierra
No es más que silencio y vacuidad.
Independencia, inmortalidad
Independencia, inmortalidad.
Movimiento circular que nada obstaculiza.
Se puede considerar esto como la Madre del Universo.

Treinta radios rodean el eje central:
Es la Nada en la rueda la que hace la utilidad del carro.
Se moldean recipientes, platos y potes:
Es la Nada en el interior que hace la utilidad del recipiente.
Se perforan puertas y ventanas en las casas,
Pero es la Nada en el interior que hace la utilidad de la casa.

Así, el algo produce realidad.
El no-ser lo vuelve utilizable.

Es de esa Nada situada fuera del tiempo (no-tiempo) que fluye el "río de gracia" que produce ese Ahora omnipresente. Es en el Ahora, en el Eterno Presente que se encuentran los "gérmenes": los "gérmenes" son el primer comienzo del movimiento y la manifestación, en primer lugar como factores de fortuna o de infortunio. El hombre noble puede ver los "gérmenes" y actuar inmediatamente en consecuencia.

"El misterioso punto de contacto de los dos sistemas parece ser una especie de pivote o eje en donde se reunen psíque y materia. Cuando un individuo se pone en relación con el elemento que opera ahí, se encuentra en la vecindad de esta esfera de "milagros" que no pueden producirse sin una actitud correspondiente. Esta es la razón por la cual el filósofo chino Mo Tsen declara:

"Solo el hombre regido por la más extrema autenticidad puede desplegar su propia naturaleza ... puede también de esta forma desplegar igualmente la naturaleza de su entorno ... pero puede también asistir las fuerzas transformadoras y nutricias del cielo y la tierra. Solo un hombre tal posee igualmente una presciencia del porvenir ... Pero la ciencia y la virtud son propiedades de la naturaleza y así la unión del exterior y del interior puede ser realizada. Las vías del cielo y de la tierra pueden ser explicadas en una sola frase: ellas son sin ningún dualismo, y es así que ellas engendran las cosas de una manera 'insondable'."

En una constelación tal, la unidad original se manifiesta activamente en el instante de una irrupción de lo eterno en el sistema temporal, y suprime momentáneamente la doble estructura. Así el "unus mundus" se revela en el fenómeno de sincronicidad. No obstante, en el instante siguiente, el devenir prosigue de nuevo su curso sobre las vías del modelo temporal, y así el orden intemporal vuelve a caer entonces en su estado latente.

Sabemos que en la muerte, la parte material del hombre se disuelve en partículas materiales inorgánicas, por lo tanto en esa "alguna cosa" que la física moderna definiría como "un campo electromagnético cuyos puntos excitados representan las partículas". Los antiguos textos religiosos describen la muerte como una ascensión en el campo de los arquetipos del inconsciente colectivo. Es entonces como si la consciencia psíquica de la identidad que vinculamos durante la vida a la experiencia de nuestro cuerpo, se traspondría en el mundo de las partículas elementarias y de los "campos", así como en las profundidades del inconsciente colectivo. Pero la gran pregunta se plantea entonces:

¿Esto significa una dispersión y una disolución de la experiencia psicofísica de la identidad individual, y entonces el regreso a una completa inconsciencia, o se produce una contracción de la consciencia en un mandala de "pequeño sistema del mundo", que hace posible el mantenimiento de la consciencia? 

En los antiguos textos religiosos, el mantenimiento de la personalidad, de la identidad personal después de la muerte es considerada como dependiente del "conocimiento de sí" o de la "iluminación" del individuo, y aquel que lo logra, ese solo puede penetrar en el mundo intemporal con la consciencia de su yo y conservar así su identidad a través de todas las idas y venidas bajo formas diversas.

La concepción china de la vida después de la muerte, según Richard Wilhelm, parece arrojar luces particularmente interesantes sobre este asunto. Los Chinos distinguen en el hombre un aspecto corporal y un aspecto psíquico que a la muerte se dispersan los dos en la substancia universal animada. No obstante, queda todavía un tercer elemento, de naturaleza psíquica, capaz de consciencia, que debe ser concentrada durante la existencia para sobrevivir a la muerte. Esta tendencia a la consciencia debe, en el curso de la vida, edificarse un "cuerpo sutil", un "cuerpo de naturaleza espiritual" que le da un sostén cuando debe separarse del cuerpo que hasta ahora era su compañero, porque a partir de ahora no encuentra morada. Este elemento psíquico es primero algo muy delicado, y solo entre los más grandes sabios es que tiene una estabilidad interior que le permite durar después de la muerte. En los otros hombres, esta posibilidad de conservar la identidad consciente debe ser sostenida por el recuerdo de los vivos.

Para edificar un cuerpo espiritual, los Chinos trataban de desatar desde esta vida ya, las energías del cuerpo ordinario y dotar a la potencia seminal, la entelequia ─ en nuestro lenguaje moderno: el Sí ─ de un nuevo cuerpo. Se trata de un movimiento retrógrado de la energía vital. Nace así un campo de fuerzas alrededor de un núcleo psíquico, una energía de ritmo determinado, que Richard Wilhelm llama "un pequeño sistema del mundo". Este yo del cuerpo sutil no esta más atado al cuerpo físico, es una especie de yo universal en el cual el yo anterior es por así decir trasladado. Después que este cuerpo espiritual ha sido edificado, el hombre vive simultáneamente en el Aquí y en el Más Allá. Pero este Más Allá no esta separado ni temporalmente ni espacialmente del Aquí: es el Tao, el Sentido que impregna simultáneamente todo ser y todo devenir. El núcleo psíquico del alma, vuelto consciente, y el campo de energía que lo rodea, parecen de este modo poder conservar después de la muerte una identificación individual en el interior del unus mundus psicofísico.

Psicológicamente esto significaría  que el Sí, monada psicofísca o núcleo último de la personalidad, no solamente engendra a partir de sí mismo la consciencia del yo, al producirse el nacimiento y durante el crecimiento del hombre, sino que lo atrae y lo contrae de nuevo en sí mismo en el momento de la muerte, así como la savia ascendente de un árbol hace brotar las hojas en primavera, se retracta luego en otoño, de tal manera que una parte de lo que ha sido engendrado, las hojas, se marchita y se extingue. Si se mira las burbujas en la superficie de un liquido, se observa a menudo que una más grande y una más pequeña se atraen mutuamente, y se ve a la más pequeña, a la vez atraida y repelida, girar alrededor de la más grande, y subitamente, fundirse de golpe en ésta para volverse una con ella. Me parece que del mismo modo es así con el complejo del yo, centro de nuestra consciencia, el cual, en parte atraido y en parte retenido por el temor, gira alrededor del centro interior más grande, el Sí. La hora de la muerte sería a la vez el choque decisivo al igual que el momento tan esperado de la conjunción de dos mundos, en el que el yo se zambulle en la monada interior para unirse a ella. Cuando un hombre, participa conscientemente al proceso que lo prepara a este instante ─ el proceso de individuación ─ y se esfuerza en la medida de lo posible de vivirlo, tiene éxito en hacer la experiencia consciente de esta trasposición del yo en el Sí. Pero si contenidos psíquicos, permanecidos autónomos y no integrados por él, giran todavía alrededor de él, se produce una desviación de la consciencia que resbala en la inconsciencia, lo que los textos antiguos representan bajo la forma de un aprisionamiento, entonces el muerto debe regresar para un largo viaje suplementario hacia el Sí antes de encontrar la existencia eterna.

Si suponemos que lo psíquico y lo material son dos aspectos de igual importancia de la Unidad primordial, no solo es el yo, esta personificación permanente del Sí como la llama Jung la que debería tener un fundamento material, sino que también el Sí debería tenerlo, lo que los textos mitológicos tratan de expresar por medio de la "Piedra" o del Mandala". 

                                                

7/8/20

Advertencia

Este blog se titula "El Eterno Aprendiz". No somos el autor, no nos pertenece nada de lo que en él hemos transcrito. Lo hemos publicado porque nos llama la atención y nos fue útil: es posible que algo de ello también lo sea para algún lector.

No nos creemos en posesión de la verdad: la buscamos. Estamos convencidos que la búsqueda de la verdad enriquece y es incompatible con reivindicación alguna de poder  personal o social.

Lo que está escrito en este blog no lo consideramos como proposición que se asienta por firme, cierta e innegable, menos aún objeto de imposición abierta o sutil.

Nuestra posición existencial en la vida es la del Aprendiz, es decir del aprendiente, del estudiante que está en este mundo que es la Escuela de la Vida en la que el Profesor es la Divina Providencia.

La secuencia lógica de lectura de este blog es de abajo hacia arriba desde las fechas más antiguas hasta las más recientes.


30/7/20

El Mandala el Centro





En su libro "La Creación de la Consciencia" Edward F. Edinger escribió: 

"La historia y la antropología nos enseñan que la sociedad humana no puede sobrevivir por mucho tiempo, a menos que sus miembros estén psicológicamente contenidos en un mito central vivo. Ese mito proporciona al individuo una razón de ser. Las principales culturas mundiales se aproximan en mayor o menor grado a un estado de carencia de mitos. El colapso de un mito central es como el rompimiento de un frasco que contiene una esencia preciosa. El sentido se pierde. En su lugar se reactivan los contenidos primitivos y atávicos. Los valores diferenciados desaparecen y son sustituidos por motivaciones elementales de poder y placer, o entonces el individuo se expone al vacío  y al desespero. Con la pérdida de la consciencia de una realidad transpersonal (Dios) las anarquías internas y externas y los deseos personales rivales asumen el poder. La pérdida del mito central acarrea una situación verdaderamente apocalíptica, y ese es el estado del hombre moderno. Así lo expreso W.B.Yeates en sus poemas:


Girando y girando en el torbellino que se alarga
El halcón no puede escuchar al halconero;
Las cosas se despedazan; el centro no puede ser encontrado;
La mera anarquía se esparce por el mundo;
La marea baja de sangre se esparce y en todas partes
La ceremonia de la inocencia se ahoga;
Los mejores carecen de toda convicción, 
Mientras que los peores están llenos de apasionada intensidad.
Ciertamente alguna revelación está en camino
Ciertamente un segundo acontecimiento está en camino."


La diáspora, lo que está disperso dentro de uno como limaduras de hierro, debe ser fundido al calor de un fuego interior vivo y ardiente para provocar la soldadura de las limaduras para que el contenido interior del hombre forme un bloque. Si esto es alcanzado el hombre habrá adquirido la Piedra que significa firmeza y estabilidad de su ser en la cual debe perseverar y de la cual no debe desprenderse o apartarse. Quien posee ésta Piedra no puede jamás ser disgregado por las influencias colectivas o los problemas interiores: de aquí el sentimiento que constituye una parte del Hombre que puede sobrevivir a todo (esta sobrevivencia alude sobre todo a la continuidad de la consciencia a la no disolución de la consciencia). Esta es nuestra perspectiva. Para alcanzarla habrá que desembarazarse desde el comienzo de toda ilusión respecto a sí mismo, por cara que sea, y para deshacerse de ella son necesarios sufrimientos y esfuerzos complementarios porque es precisamente en lo hondo más profundo del sufrimiento que es por así decir engendrado el contenido del grado siguiente, "el nacimiento del hombre interior" es decir el Sí que de acuerdo a la psicología analítica se realiza en el proceso de individuación y que representa una integración recíproca del consciente y del inconsciente. De lo contrario se vive librado a los acontecimientos que no se pueden prever ... se vive ocupado en recomponer todo con subterfugios ... una ilusoria existencia.

En la Tradición Judía se reconocerá aquí el proceso de las dos dimensiones de la redención: ambas tienen en común la recuperación del Centro y la consciencia del Centro.

La redención colectiva por un lado, porque el Judaismo no es una religión sino una Nación: la pérdida inicial del territorio nacional y la posterior actual recuperación del mismo: el Estado de Israel y la inquebrantable decisión consciente de no volverlo a perder más nunca, a cualquier precio.

La redención individual por otro lado, porque lo más cercano e inmediato que tiene el hombre es su propia realidad, su Sí Mismo que debe ser redimido como lo hemos dicho anteriormente, adquiriendo la firmeza, la estabilidad, la permanencia y la consolidación de su consciencia, aún después de que se pierda el recipiente que la contiene que es el perecedero cuerpo físico.

El símbolo vivo de éste Centro en la Tradición Judía, cuya consciencia interior y exterior hay que recuperar, que no solo es colectivo sino también individual o en lo interno del Hombre, es la Piedra de Fundación (Even Hashetiyá) : la Piedra del Monte Moriyá en la que Abraham iba a sacrificar a su hijo Isaac ... la Piedra sobre la cual Jacob puso su cabeza y soñó ... la Piedra sobre la cual fue construido el Templo de Salomón en Jerusalem ... el Centro del Mandala ...  el Sí Mismo a que alude C.G.Jung en el proceso de individuación ...

Este Centro individual y colectivo, es simbolizado de muchas maneras en las distintas Tradiciones, las orientales y las occidentales, porque la Realidad es Una, Dios es Uno sin segundo y no hay nada fuera de Él. 

De muchas maneras decimos, como una Madre que prepara la comida para sus hijos de modo que cada uno de ellos tenga la que le conviene: de un pescado grande hará platos diferentes para sus hijos: a uno pescado frito, a otro sopa hervido de pescado, a un tercero pescado al horno, a un cuarto pan de pescado (guefilte fish) etc... aunque es el mismo pescado, sus hijos mientras están en la periferia o en camino hacia el Centro dicen: "el mío es el verdadero pescado, no el tuyo."

Este Centro en el que confluyen el "cielo" y la "tierra" es el "lugar" en el que se encuentran los Vivientes o los Justos (Tzadikim) de todas las Tradiciones.

Según la Tradición Judía, la división del Mar de los Juncos (Yam Suf) es la culminación de la salida de los límites (metzarim) comúnmente llamada salida de Egipto. A semejanza de la Piedra de Fundación (Even Hashetiyá), o el Centro, atravesar el Mar a secas sin que la consciencia se disuelva paulatinamente es una conjunción o fusión de los opuestos:

Por un lado, el paralelo espiritual del Mar es "los mundos ocultos o velados" (Almá deitkasiá) reinos en los que la revelación de la Divinidad es tan abrumadora que las entidades que existen en ese reino están impregnadas con la Unidad de Dios hasta el extremo de que no tienen existencia independiente.

Por otro lado, el paralelo espiritual de la tierra seca es "los mundos revelados" (Almá deitgaliá) reinos en los que la revelación de la Divinidad ha sido tan limitada que las criaturas de esos mundos se ven a sí mismas como entidades distintas y separadas.

En la partición del Mar, los Vivientes ─ los que se dotaron de una vestimenta (levush) capaz de resistir el efecto disolvente del Mar de los Juncos (Yam Suf o Yam Sof) al contrario de los que no se dotaron de esta vestimenta ─ siguen existiendo conscientes de sí mismos con sus identidades individuales como las criaturas de los "mundos revelados" aunque simultáneamente están en el Mar en medio de los "mundos ocultos". Esta interacción entre los "mundos revelados" y los "mundos ocultos" es en verdad una fusión de los opuestos: la existencia del hombre, del Viviente, permanece intacta pero su consciencia y su existencia están subsumidas completamente en la Divinidad. El Viviente que salió de Egipto, que atravesó a secas el Mar del Fin es un habitante de dos mundos: la fractura ha sido cicatrizada, jamás tendrá reposo ni en este mundo ni en el otro, irá de combate en combate.



3/2/20

El otro lado de la Creación

El Rabino Moshé Miller escribió:

"El mal y la impureza a menudo se denominan en el Zohar como "el otro lado" (en hebreo "sitrá ajará") que significa el lado distinto y opuesto a la santidad. El mal se conoce también como "kelipá" que significa literalmente "caparazón" o "corteza". La kelipá encubre y oculta dentro de ella una chispa de santidad, que es la fuerza vital en virtud de la cual existe la kelipá, en analogía a una fruta rodeada de una cascára. Para liberar la chispa sagrada, la cáscara que la confina debe ser removida. Cuatro niveles envuelven la chispa de santidad: el Zohar distingue entre cuatro "kelipot" tres de las cuales son completamente malvadas. La cuarta llamada "kelipat noga", es el caparazón que actualmente recubre la chispa de santidad, por lo tanto tiene contacto directo con la santidad y no es del todo mala. Las otras tres kelipot rodean y cercan a la "kelipat noga" y, por lo tanto, están más alejadas de la santidad".

En el texto "Torah la Luz de las Leyes" (Torah Or Mishpatim) está escrito:

"La esencia principal de la Kelipá es el sentimiento de yo, ego, la arrogancia de la personalidad. Es decir la fuerte autoconsciencia y el enfoque de lo que quiere y necesita, lo que es bueno para él y lo que es malo para él. Este sentimiento de sí mismo en tanto que ego es debido a la impureza que fue transmitida por la serpiente (en hebreo "najash") en el momento de la falta de Adam y Eva. Esta es la fuente de todas las lujurias y faltas, en tanto que escoge hacer cosas que le hagan sentir bien y evitar hacer cosas que le hagan sentir mal. Sin embargo, antes de la falta, Adam y Eva estaban desnudos, en el sentido de que no sentían consciencia propia de voluntades y deseos personales, y más bien todo su enfoque estaba en Dios. La anulación del yo, del ego (en hebreo "bitul") elimina la interferencia, el enfoque de uno mismo y lo enfoca en los demás. En primer lugar y más importante el foco que está puesto en satisfacer a Dios y no permitir que los deseos propios interfieran con los de Dios".

La caida de Adam y Eva significa el nacimiento de la consciencia del ego, de la separatividad, el exilio, y en consecuencia, el inicio del camino de retorno, la liberación, pero esta vez en forma consciente, a través de la última etapa de la salida de Egipto, es decir la travesía del Mar del fin (Yam Sof) sin que la consciencia del hombre sea disuelta o sea lograr la continuidad de la consciencia con o sin cuerpo físico lo cual es un atributo del Viviente o del Justo (Tzadik) para quien la muerte y el nacimiento tienen un significado muy distinto. Para esto es imprescindible crear, mientras se vive en este mundo con un cuerpo físico, la vestimenta que usará la consciencia del hombre cuando la vestimenta que usa para estar consciente en este mundo retorne a la tierra.

Hayim Vital escribió que hay dos almas, una de ellas es llamada en hebreo "Nefesh Habejamit" o alma animal, que está investida en la sangre dando vida al cuerpo físico, que se origina en el otro lado de la creación, en la kelipá y sitrá ajará, y la otra, llamada en hebreo "Nefesh Elokit" o Alma Divina que es según palabras de Job  "la parte o fragmento que me dió Dios de arriba, la herencia del Todopoderoso de las alturas" ver Job Cap.31 ver.2. La caida de Adam y Eva es la desconexión, la fractura entre estas dos almas que hay que cicatrizar, porque solo el Alma Divina otorga inmortalidad, continuidad de la consciencia de Sí Mismo y  acceso consciente al Divino Reino en el que presente pasado y futuro son una sola y misma cosa. Cicatrizar la fractura significa "liberar" la Chispa Sagrada, romper conscientemente la cáscara que la envuelve y oculta. Dos "actores" o fuerzas vitales intervienen en éste proceso que en hebreo se llaman "Mashiaj" (Ungido) y Najash (Serpiente). En realidad se trata de los dos polos de una misma fuerza vital porque en hebreo las palabras Mashiaj y Najash tienen ambas el mismo valor numérico que es 358. Estamos hablando de la fuerza vital del Hombre, la que da Vida, el verdadero capital del Hombre, llave que abre todas las puertas, fuerza que puede ser dirigida hacia los polos opuestos que son Mashiaj y Najash: como en una carretera en la que los autos circulan en una u otra dirección, pero no pueden hacerlo en las dos direcciones simultáneamente: hacia el polo Mashiaj, el Ungido, la Realidad o hacia el polo Najash, la Serpiente que es la fuerza de la Ilusión que envuelve y vela la Realidad, que retiene al hombre esclavo, consciente o inconscientemente, en las estrecheces de Mitzrayim (Egipto). 

Cuando la fuerza vital es utilizada en forma pura, equilibrada y bien administrada, como lo hace un buen negociante que acrecienta su capital honestamente, se puede fabricar la vestimenta capaz de impedir la disolución de la consciencia cuando el cuerpo físico retorne a la tierra: en este caso, la fuerza vital es dirigida hacia el polo Mashiaj que es la Redención. 

 
Cuando la fuerza vital es utilizada en forma impura, mal administrada o despilfarrada como lo hace un mal negociante que malbarata su capital, que termina quebrado o en banca rota, es imposible la fabricación de la vestimenta capaz de impedir la disolución de la consciencia (cuando el cuerpo físico retorna a la tierra), en este caso la fuerza vital es dirigida hacia el polo Najash la Ilusión: es como navegar en un barco sin timón, sin rumbo, destinado a detruirse y fragmentarse al entrar en contacto con la primera roca.

La fuerza vital es el fundamento (en hebreo Yesod) del hombre, el verdadero capital con el que se puede adquirir el bien más preciado: la inmortalidad,  la continuidad de la consciencia con o sin cuerpo físico.


15/9/19

La Creación

Contrariamente a las traducciones del antiguo testamento en otros idiomas, en el original hebreo, Dios es designado de varias maneras: a veces bajo el nombre inefable de cuatro letras que no se pronuncia: la letra Yod, la letra Hé, la letra Vav y la letra Hé que denominaremos Havaya. Otras veces es designado con el nombre de Elokim. También aparecen los dos nombres juntos. Estos nombres no hacen más que describir los diferentes aspectos y funciones de la manifestación de Dios en el mundo y particularmente cuando son traidos al conocimiento de los seres humanos. Más allá de esta variedad de designaciones, la Esencia Divina en Sí no tiene y no sabría tener nombre. Esto quiere decir y debe quedar bien claro que no hay que confundir la Esencia con la función. En la Tradición Judía se designa en forma paradojal a esta Esencia "El Infinito, Bendito Él Sea" en hebreo En Sof Baruj Hu. Solo Él existe y no hay nada aparte de Él.

De Él, de su Esencia, nada se puede concebir, nada se puede decir. Está más allá de toda definición que tenga que ver con el entendimiento humano: recurrir a un concepto que es necesariamente del orden del pensamiento, del intelecto, de un saber finito, crea de inmediato con el Infinito un abismo infranqueable.

Previo a la creación solo había la Luz Infinita, en hebreo Or En Sof  llenando toda la existencia: los mundos finitos no podían existir porque Or En Sof se revela exclusivamente dentro de aquello que está totalmente anulado en Dios y absorbido en Él.

El Rabino Itzjak Luria Ashkenazí resuelve la cuestión de como un variopinto mundo finito puede emerger de un unificado, indivisible e Infinito Dios y desarrolla la idea del Tsimtsum ... palabra hebrea que significa "contracción" que hace posible el concepto de existencia limitada ... la primera etapa, para permitir la existencia, es la retirada de Dios del "espacio" que Él habita exclusivamente para crear un "vacío" dentro del cual Él genera un rayo de Luz que se convierte en la base para todos los mundos y niveles de existencia. El Rabino Menachem Mendel Schneerson apunta aquí que el mismo proceso del Tsimtsum fue necesario afin de que el alma vaya desde su punto de origen en Dios hasta el punto en el cual está lista para ser situada en un cuerpo físico. De esta manera se hace posible que los mundos y las cosas creadas puedan ser llamadas a la existencia y ser creados ex─nihilo es decir algo de la nada en hebreo yesh me'ayin y esto, sin ser nulificados de la existencia, y pueda el ser creado sentir su existencia como si fuera independiente. Esta ocultación de Or En Sof es análoga a la oscuridad. Así fueron creados cuatro mundos que de arriba abajo son: 

Atzilut el mundo de la Emanación.
Beriyá el mundo de la creación.
Yetzirá el mundo de la Formación.
Asiyá el mundo de la Acción.

Vivimos en Asiyá el mundo de la Acción, el mundo más alejado de su fuente primera, etimológicamente el mundo del hacer porque aquí es que nosotros los hombres actuamos.

El Rabino Adin Steinsaltz escribió: "el mundo físico en el cual vivimos, el universo que podemos observar objetivamente alrededor nuestro: todo esto no es más que una débil parte de un sistema de mundos tan vasto que el espíritu humano no concebiría ... esto no significa necesariamente que existen en algún lado, en otra parte, sino más bien que existen en otras dimensiones del ser".

El Rabino Moshé Miller escribió:

"Todos los mundos son el resultado de una constricción y reducción de la Infinita Luz  Or En Sof  y son en uno u otro grado, limitados y definidos. Esto es decir, que la revelación de Dios es más o menos limitada, dependiendo de a que mundo es referida. Por lo tanto la palabra "mundo" en hebreo olam es etimológicamente relacionada con la palabra he'elem que significa ocultación en referencia al ocultamiento de la Infinita Luz de Dios. En los mundos superiores la Infinita Luz es más revelada, y en los mundos inferiores la Infinita Luz es menos revelada. La Luz es revelada en cada mundo por lo que en la Kabbalah se llama sefirot. Estas, (las sefirot) son divinas emanaciones por las cuales Dios se revela Él mismo al hombre y mediante las cuales Él dirige los mundos como lo establece la introducción al libro Zohar que declara: "Tú eres Él que genera ... diez sefirot".

Las sefirot no son entidades distintas o intermediarias, lo que podría implicar dualidad o pluralidad en la Infinita Luz o  Dios. Todo lo contrario, no son otra cosa que fases varias o niveles de la revelación de Dios mismo al hombre. Así, en el libro de la formación Sefer Yetzirá las sefirot son llamadas bli-mah, sin substancia. Las sefirot constituyen la estructura interna de cada uno de los mundos, algo así como los huesos dan forma y estructura al cuerpo humano. 

Aunque las sefirot en todos los mundos llevan el mismo nombre, se entiende sin embargo que la calidad y el poder de las sefirot en el elevado mundo de Atzilut, por ejemplo,  es incomparablemente de mayor calidad y poder que las de el mundo de Asiyá ya que en el mundo de Atzilut la Luz Infinita revelada a través de las sefirot es mucho más extensa y mucho más elevada que en cualquier otro mundo debajo de él.

El origen de la palabra sefira (singular de sefirot) está explicado de cuatro maneras en los textos clásicos, y cada una de estas cuatro explicaciones corresponden a las sefirot tal como existen en cada uno de los cuatro mundos de Atzilut, Beriyá, Yetzirá y Asiyá. ... En relación a las sefirot en el mundo de Asiyá, el mundo de la Acción en el que nos encontramos, la palabra sefira es explicada como derivada de la palabra mispar que significa número. Número significa una limitación cuantitativa, enfatizando la idea de finitud. El efecto o poder que la Luz tendrá es severamente limitado por su descenso en el mundo de Asiyá. 

En cierto sentido las sefirot de todos los mundos son similares entre sí. La razón para esto es bastante sencilla. Las diez sefirot del mundo de Asiyá derivan de las  diez sefirot de Yetzirá y las de Yetzirá derivan de Beriyá y las de Beriyá de las sefirot de Atzilut.

En el lenguaje de la Kabbalah, se dice que dentro las diez sefirot de Asiyá están las diez sefirot de Yetzirá y dentro de las sefirot de Yetzirá están las sefirot de Beriyá y dentro de las sefirot de Beriyá están las sefirot de Atzilut en las que permanece la Luz de En Sof.

Las diez sefirot son llamadas keter, jojmá, biná, jesed, guevurá, tiferet, netzaj, hod, yesod y maljut. En ciertos textos se menciona una sefira adicional, pero en realidad solo hay diez sefirot, no once. A veces, sin embargo, keter es contada entre las diez, y otras veces da'at es contada en vez de keter, dependiendo si uno las vé desde el punto de vista del Creador o desde el punto de vista de lo creado. En el proceso de creación en el que las sefirot son emanadas desde arriba (por ejemplo de Dios hacia el mundo físico) keter es contada y no da'at puesto que es la primera emanación de la Divina Voluntad, el sitio desde donde todas las emanaciones derivan. Cuando el proceso es de abajo hacia arriba (por ejemplo el hombre que se eleva de nivel en nivel en su deseo de adherirse a Dios), da'at se cuenta y no keter, puesto que keter es un nivel tan sublime que generalmente está más allá del alcance de la capacidad normal individual de comprender".  

El Rabino Menachem Mendel Schneerson escribió: "En Sof literalmente "Infinito" "Sin Fin" . La más absoluta , Infinita fuerza de Dios, totalmente más allá de descripción, conocimiento y comprehensión, completamente más allá de cualesquiera límites ; la Esencia de Dios Él Mismo, el más recondito aspecto del más íntimo nivel de Keter. Keter (Voluntad) es el intermediario entre En Sof y las Sefirot".

En el Pentateuco, en la Torá, el proceso de creación empieza con el mundo de Beriá, el segundo mundo de arriba hacia abajo esto, debido a que el mundo de Atzilut es Divinidad propiamente dicha y no es considerado como si hubiera sido creado ex-nihilo, algo a partir de la nada, sino más bien es llamado Atzilut lo que quiere decir una "emanación" y extensión de la Divinidad, una iluminación que proviene de la Divinidad misma.

Luego, hay tres niveles de "contracciones" (tsimtsum) que dan lugar a tres mundos: estos son los tres mundos de Beriá, Yetzirá y Asiyá

Contracción y ocultación de la Luz de Atzilut para crear criaturas en el mundo de Beriá, que están en un nivel de creacion ex-nihilo.

Contracción y ocultación de la Luz de Beriá afín de que el mundo de Yetzirá - un mundo por lo demás inferior a Beriá - fuera creado.

Contracción y ocultación de la Luz de Yetzirá que debió ser considerablemente limitada para que pueda descender al mundo de Asiyá, que es el mundo que habitamos, Olam Hazzé mundo de oscuridad doble y redoblada en donde reina la separatividad de creer que somos criaturas independientes sin contacto alguno con la fuente primera y esto, debido a la magnitud del ocultamiento de la Luz de En Sof.

Esta creación fue realizada por la función creadora de Dios llamada Elokim en seis días y el séptimo día Elokim suspende el trabajo de toda la obra que había hecho. Por lo tanto el nombre de Havaya no aparece.

El Rabino Yosef Yitzchak Schneersohn escribió: 

"Hay muchos nombres Hebreos para Dios en la Escritura, cada uno de los cuales expresa un diferente aspecto o atributo de la Divinidad. Havaya hace referencia a Dios El Infinito, que trasciende la creación y la naturaleza, el tiempo y el  espacio completamente - el aspecto de la Divinidad que trae toda cosa a la existencia ex-nihilo; la vida-fuerza de toda la creación. Elokim, a la inversa, representa el aspecto de Dios que oculta la Infinita Luz y vida-fuerza, puesto que esta Infinita fuerza es muy intensa para ser soportada por las criaturas finitas. Elokim es el poder de Dios que hace que el mundo aparece tal como existe naturalmente e independientemente por sí mismo. (Elokim por lo tanto tiene el valor numérico de la palabra hatevá, naturaleza). ... Havaya es Elokim. Aunque cada criatura siente su propia independencia (Elokim), en realidad está animada enteramente por la vida-fuerza de Dios (Havaya). Por lo tanto, "naturaleza" es efectivamente sobrenatural ".  ... Havaya representa el aspecto de la Divinidad que trasciende tiempo y espacio, implica hayá, hové veyihyé (Dios es, era y será) un Divino reino en donde pasado, presente y futuro existen simultáneamente.  ...

... Cada cosa que existe es vivificada por una específica vida-fuerza propia de Dios. Esta vida-fuerza es el "ADN espiritual" de esa entidad dada que define los parámetros y naturaleza de su existencia. Por esta razón, la naturaleza de una entidad dada refleja directamente el poder espiritual o vida-fuerza que la vivifica. Esta es la razón por la cual las palabras hebreas  naturaleza (hateva) y el Divino poder (Elokim) son numéricamente equivalentes, ya que son uno y lo mismo - la naturaleza de algo es también su poder (vida-fuerza)".

Elokim el Divino poder y la naturaleza hateva son uno y lo mismo. Es la expresión, en el mundo de la Acción (Asiyá) que habitamos, de las fuerzas de la naturaleza: las leyes físicas, químicas, biológicas etc ... y esto, a su manera propia, no solamente en nuestro mundo, sino en todos los mundos creados que estan por encima del nuestro por más espirituales que sean. Estas leyes de la naturaleza, que en los mundos creados constriñen, limitan y oprimen en mayor o menor medida es lo que la Tradición Judía llama Mitzrayim que comúnmente se traduce por Egipto. 

"No obstante, el nombre Divino de cuatro letras (Yud-He-Vav-He el Tetragramaton) Havaya, es Elokim. Es decir, que pese al ocultamiento del nombre de Cuatro letras (que denota su Ilimitado poder) por parte de Elokim (que denota su propia auto-limitación) , es el primero Havaya el que continúa permeando toda la existencia". 

En el texto hebreo (más no en la traducción a otros idiomas), durante todo el proceso de la creación Dios es designado como Elokim. De aquí en adelante, cuando empieza el relato de la creación de Adam dotado de Alma de Vida (Nishmat Hayim) Dios es designado con los nombre de Havaya-Elokim. El soplo de Vida, en hebreo Nishmat Hayim insuflado en las fosas nasales  de Adam proviene de la intimidad de Havaya de aquel que es la fuente de la existencia. Por otra parte, se dice que Adam estaba desnudo y no se avergonzaba, esto es una manera simbólica de decir que la verdadera fuente de la creación Havaya no estaba velada para Adam. Lo que menos se trata aquí es de una desnudez física. La caida produjo en Adam  la ocultación de la fuente de Vida Havaya: cuando se produjo la caida, Adam se vistió, es decir, una cortina, veló, ocultó la percepción, la consciencia que tenía de su fuente Havaya

Esta ocultación se transmite de padres a hijos hasta el día de hoy. No obstante, a pesar de la ocultación, el hombre tiene un Alma Divina, centros superiores de consciencia (Nefesh Elokit), como se había dicho precedentemente, es decir los dos niveles de Hayá y Yehidá que se retiraron a raíz de la caida de Adam y que rodean el cuerpo desde fuera, que son llamados auras. En la Tradición Judía son las dos "envolturas":   la que corresponde al grado de Hayá es llamada "envoltura cercana" en hebreo Makif HaKarov y la que corresponde al grado de Yehidá es llamada "envoltura distante" en hebreo Makif HaRa'hok. La Salida de Egipto es precisamente reconectarse, recobrar la consciencia de estos niveles, que al estar más allá de las limitaciones del tiempo y del espacio otorgan inmortalidad a la consciencia del hombre.

Análogamente, en el mundo en que vivimos, la fuente Havaya esta velada, salvo en aquel lugar geométrico del Templo de Jerusalem. Ese lugar geométrico es una puerta física, la puerta de los cielos, que recuerda al hombre, entre otros,  que también en su interno existe ese punto de conexión, de equilibrio que debe recobrar: para lograrlo la Tradición Judía explica lo que es el "afinamiento" en hebreo "Birur" término que designa el alcance último de la práctica de los Mandamientos en el seno del mundo material, a saber, la elevación espiritual y la transfiguración de la materia. 

El Viviente es aquel en el cual la conexión está viva y actuante. En la Tradición Judía el Viviente se llama Justo en hebreo Tzadik: de él se dice que es el fundamento del mundo en hebreo Tzadik yesod olam.

Desde el lado físico, la puerta de los cielos en hebreo Sha'ar Hashamayim debe ser física para que pueda ser reconocida. Desde el lado metafísico la puerta es metafísica. El Viviente que salió de Egipto puede atravesarla en ambos sentidos porque su consciencia no se disolverá más nunca (al haber atravesado a secas el Mar del Fin o Yam Suf ) . Para el Viviente, tener o no cuerpo físico no es un problema. Dichoso el hombre que se encuentra con uno de ellos, lo reconoce y aprende de él como se sale de Egipto, porque el Viviente es él mismo una puerta física cuando tiene cuerpo físico y una puerta metafísica cuando no tiene cuerpo físico. El Viviente es muchisimo más influyente en los asuntos de éste mundo cuando no tiene cuerpo físico que cuando tiene cuerpo físico.

Por todo lo que antecede es que en los rezos del Yom Kipur se dice siete veces : "Adonay Hu HaElohim" es decir "Havaya Él es Elokim".

El primer Mandamiento es la siguiente declaración:

"Yo Mismo YHVH-Eterno tu Dios que te ha hecho salir de la tierra de Mitzrayim de la casa de los esclavos" ... Exodo Capitulo 20 versiculo 2 (primera parte).

Quien hace esta declaración es Havaya no Elokim. Se dirige a mí, a cada hombre en particular. La casa de los esclavos es la del programa fijado en la Creación por Elokim. La casa de los esclavos está tan perfectamente diseñada que de ella la Tradición Judía dice que "El más puro estado del exilio es el de no saber que uno está en el exilio".








13/1/19

El Mar del fin

Como un pájaro que deambula lejos de su nido así el hombre deambula lejos de su lugar
Proverbios 27:8


La salida de Egipto se refiere más y principalmente a fuerzas y procesos actuantes en lo interno del hombre que a un acontecimiento histórico. En este sentido Egipto es el símbolo de un estado de consciencia del hombre y no un estado nacional. Egipto en hebreo se dice Mitzrayim palabra que se descompone en Metzar-Yam : Metzar significa estrechez, limitación y Yam significa Mar. Mitzrayim  es entonces "limitación en el mar, limitación en el infinito".

Dice el Profeta Isaías ... "la plenitud de toda la Tierra está llena de su gloria" Isaías 6:3  y esto, porque su vitalidad deriva del poder Divino que hay en su interior. Pero el hombre no percibe este poder. Solo  ve el mundo material y no su sostén espiritual. De aquí se dice que la Presencia Divina (en hebreo Shejiná) está en el exilio. Porque es eterna, el alma (Nefesh Elokit) ocupa un plano infinitamente superior al del cuerpo. Por lo tanto, por naturaleza, lo espiritual debería controlar a lo físico en el hombre. No obstante, por lo general, ocurre lo contrario. El predominio de lo físico sobre lo espiritual es el exilio, la diáspora del alma. Entonces el exilio de Egipto (galut) se compara con los sueños, porque los sueños parecen reales, pero no lo son.

La última barrera para salir del exilio de Egipto es la travesía del Mar Rojo. El Pentateuco se refiere a este mar como el Mar de los Juncos (en hebreo Yam Suf o Yam Sof ) . Sof significa en español "fin o final" . Se trata entonces del Mar del Fin. 

Para atravesar el Mar del Fin a secas es necesario, como está indicado simbólicamente, en los capítulos 12 y 13 del Exodo, estar preparado para el viaje que se inicia en este mundo (Olam Hazzé) haciendo el sacrificio pascual, tiñendo con la sangre el dintel y las jambas de la puerta de la casa para que la muerte pase sobre ella, precipitarse comiendo el cordero, el pan sin levadura y las hierbas amargas, todo esto presto para la travesía del Mar del Fin es decir: con el cinturón en las caderas, las sandalias en los pies y la vara o bastón para apoyarse al caminar, en la mano. Estos son símbolos de una  sabiduría muy grande referidos al hombre interior. De todos ellos nos interesa aquí el símbolo de la travesía del Mar del Fin.

La travesía del Mar de los Juncos o Mar del Fin ( Yam Sof ) es el tránsito al cuarto de al lado, el tránsito hacia lo que en este mundo (Olam Hazzé) es generalmente inconsciente y hacia donde  nos reintegramos cuando la Vida nos despoja de la vestimenta que es nuestro cuerpo físico y éste (la vestimenta) vuelve a la tierra de donde provino.

Como bien lo escribió Carl Gustav Jung ... "el agua es el símbolo más frecuente del inconsciente" ...

El Mar del Fin ( Yam Suf  o Yam Sof )  es el inconsciente que debe ser atravesado a secas para poder salir de Egipto. A secas significa, sin perder la consciencia porque la consciencia que ha perdido su vestimenta (el cuerpo físico) necesita una nueva vestimenta apropiada para no disolverse en el mar del inconsciente, vestimenta ésta, que solo se puede "fabricar" mientras se está en este mundo (Olam Hazzé) y se tiene un cuerpo físico. Es decir la estrechez y la limitación (Metzar)  abarca también el Mar (Yam) . Es en ese Mar que los egipcios (los que no tienen la vestimenta apropiada) se adentraron en persecución de aquellos que se prepararon para el viaje. El resultado es que la consciencia de los egipcios fue disuelta y aquellos que se prepararon para el viaje portando la vestimenta adecuada salieron del exilio atravesando el Mar del Fin sin que su consciencia sea disuelta, es decir a secas. Los Vivientes que no perdieron la consciencia, que no se disolvieron en el Mar del Fin  cantaron:

"Quien es como Tú entre los dioses IHVH-Eterno? Quien es como Tú maravilloso en sacralidad, estremecedor de alabanzas, hacedor de maravillas" Exodo Cap.15 ver.11

En el texto "Las Raíces de la Consciencia. De los Arquetipos del Inconsciente Colectivo" (1) Carl Gustav Jung escribió:

" ... El inconsciente es esa psíque que desciende de la claridad diurna de una consciencia espiritual y moralmente clara en este sistema nervioso designado desde siempre con el nombre de simpático ; no mantiene, como el sistema cerebro-espinal, la percepción de la actividad muscular y no reina con ellos sobre el espacio-entorno ambiente, sino que, sin órganos sensoriales, asegura el equilibrio de la vida y, a través de vías misteriosas, por excitación y resonancia, no solamente transmite noticias de la más íntima naturaleza de otra vida, sino que además hace irradiar sobre ésta una actividad interior. Es en este sentido un sistema colectivo fundamento verdadero de toda participación mística, mientras que la función cerebro-espinal culmina en la separación de la determinación de el yo y no hace más que asir, por intermedio del espacio, lo que hay de superficial y exterior. La segunda función (cerebro-espinal) ase todo como acontecimiento exterior, y la primera (sistema nervioso simpático) al contrario, como acontecimiento interior" ...

Y sigue escribiendo Carl Gustav Jung:

... "Hay que aprender a conocerse sí mismo para saber lo que uno es, ya que lo que viene después de la muerte es, de manera inesperada un espacio sin límite lleno de una indeterminación inaudita, que parece no tener ni interior ni exterior, ni alto ni bajo, ni aquí ni allá, ni mío ni tuyo, ni bien ni mal. Es el mundo del agua en donde planea en suspensión todo lo que es vivo, en donde comienza el reino de lo "simpático" , alma de todo lo que vive, en donde soy inseparablemente, esto y aquello, en donde experimento el otro en mí y en donde el otro me experimenta en tanto que yo. El inconsciente colectivo es todo salvo un sistema personal cerrado, es una objetividad vasta como el mundo y abierta al mundo entero. Soy el objeto de todos los sujetos en la más total inversión de mi consciencia ordinaria en la que siempre soy un sujeto que tiene objetos. Ahí, en el inconsciente colectivo, estoy a tal punto religado al mundo en un vínculo tanto más inmediato que muy fácilmente olvido quien soy en realidad. "Perdido en sí mismo" es una feliz expresión  para caracterizar este estado. Pero ese sí es el mundo, o un mundo si un consciente pudiere verlo. Es por esto que uno debe saber quien uno es. En efecto, apenas el inconsciente nos toca que uno ya lo es, éste es el peligro primero ya conocido instintivamente por el hombre primitivo ubicado tan cerca de esa "plenitud" y objeto de su temor. Su consciencia es en efecto incierta y titubeante. Es todavía infantil, emergiendo apenas de las aguas primeras. Una ola del inconsciente puede fácilmente hacerlo sumergir ;  olvida quien era y hace cosas en las cuales no se conoce más él mismo. Si los primitivos tienen tal miedo de los afectos incontrolados, es que la consciencia desaparece muy fácilmente en el curso de estos y deja campo libre a la posesión. Es por lo que todos los esfuerzos de la humanidad apuntan a la consolidación de la consciencia. Es para eso que servían los ritos, las "representaciones colectivas" , los dogmas ; eran diques y murallas elevadas contra los peligros del inconsciente, los "perils of the soul" ... son murallas construidas desde los tiempos más lejanos y que más tarde se convirtieron en los fundamentos ... de las tradiciones religiosas.

...Dios mismo no puede ser experimentado si no existe alguna cosa tan fútil e irrisoria que un ego para ofrecerle un modesto recipiente capaz de recoger la influencia del Altísimo y llamarlo con nombres ... la experiencia es la cosa esencial y no su ilustración o su elucidación intelectual que solo se revelan dotadas de sentido o de utilidad ahí en donde el acceso a la experiencia original está obstruida ... El Sí que desea realizarse se extiende de todos lados por encima de la personalidad-ego. Es, de por su naturaleza comprehensiva, más claro  y más obscuro que ésta última, y por consiguiente, sitúa al yo ante problemas que preferiría eludir mucho ... 

... Es para nosotros un asunto vital ocuparnos del inconsciente. Se trata de ser o no ser espiritualmente hablando ... el tesoro descansa en la profundidad de las aguas ... y algunos hombres tratan de sacarlo porque no deben olvidar jamás quienes son, y no deben jamás, a cualquier precio perder su consciencia. Mantendrán así sólidamente su posición sobre la tierra". Fin de cita.

La creación y la cristalización de una vestimenta capaz de proteger a la consciencia y resistir el efecto disolvente del inconsciente o del Mar del Fin ( Yam Sof ) es el acceso a la Vida Eterna, a la Redención. En cierto modo es un tema tabú.

(1) Texto publicado por primera vez en los Anales de Eranos  (Eranos -Jahrbuch), 1934 página 179 y siguientes. Revisado por C.G.Jung en mayo de 1953.