"Nadie desarrolla su personalidad porque se le diga que es bueno y oportuno hacerlo. Jamás la naturaleza se ha dejado imponer mediante bondadosos consejos. Solo una causa eficaz que crea un apremio pone a la naturaleza en movimiento, incluso la naturaleza humana. Sin necesidad nada cambia, aún menos la naturaleza humana que es inmensamente conservadora por no decir inerte; es necesario una grave necesidad para estimularla fuertemente. Así, el desarrollo de la personalidad no obedece a ningún deseo, ninguna orden, ningún aviso. Solo obedece a la necesidad; es preciso que sea motivado por la coacción de un destino interno o externo".
"En nuestra fuerza, somos independientes y aislados; podemos forjar nuestro destino nosotros mismos. Contrariamente, en nuestra debilidad, somos dependientes y por esta razón unidos; nos convertimos a pesar de nosotros en instrumentos del destino".
Estas palabras de C.G.Jung nos recuerdan a Saint-Exupéry quien decía que en la vida no hay soluciones sino fuerzas en marcha: primero hay que crearlas y lo demás sigue.
Pareciera que entre los hombres, las instituciones, los países y los gobiernos lo que prevalece es una relación de fuerza, lo demás: filosofía social, moral, ideología y discursos, solo sirven para justificar ... ¿Pero de que fuerza se trata, donde reside el asiento de la fuerza?