"No trate nunca de aferrar un fruto que lo atraiga, si a él va unida la más mínima esperanza. No mueva una mano y todo le caerá, maduro, en el regazo. Es verdad que, al principio, será como un vagar desconsolado, durante largo tiempo, por un denso desierto sin esperanza. Pero, de pronto, todo se aclarará en torno suyo y verá usted las cosas, las bellas y las feas, bajo una nueva e insospechada luz. Dejará de existir, entonces, para usted, lo importante y lo no importante ... y podrá decir de sí mismo: yo atravieso el infinito mar de una vida eterna con una vela blanca como la nieve."
Estas fueron las últimas palabras que me dijo Johann Hermann Obereit: nunca más volví a verlo.
"Rabí Pinjas de Koretz acostumbraba decir: "Lo que persigues no lo logras. Pero lo que dejas crecer lentamente, a su manera, viene hacia tí."