13/3/15

El Animus

Solo reconoceremos las proyecciones cuando reconozcamos al mismo tiempo que son nuestros propios rasgos de carácter: de lo contrario quedaremos ingenuamente convencidos que esos rasgos pertenecen a los que nos rodean, los objetos de nuestra proyección. Según la manera de ver de Jung, todo fenómeno psíquico del que no tenemos consciencia, se manifiesta bajo la forma de propiedades que se suponen pertenecen a objetos exteriores. No son solo nuestras propiedades negativas las que se proyectan, las propiedades positivas que permanecen inconscientes igualmente son proyectadas bajo la forma de fascinaciones exaltadas e ilusorias, que pasan al lado de la realidad del otro que es "puesto por las nubes".

Generalmente, el hombre tiene fuertes resistencias en retirar sus proyecciones debido al hecho que este retiro se convierte en una carga para él, porque acepta asumir la responsabilidad de una parte de su alma que antes había considerado sin la más mínima preocupación, que no parecía pertenecerle con propiedad.

La consciencia del yo es como un pescador sentado en su barca más o menos grande: solo podrán ser embarcados la cantidad de pescados (de contenidos inconscientes) que la barca (el hombre) es capaz de transportar (de albergar) sin irse a pique. A pesar de las resistencias evocadas, parece que una evolución se inicia en el sentido de un desarrollo siempre más amplio de la consciencia del hombre lo que gracias al retiro de las proyecciones, tiene por corolario una expansión de su esfera psíquica. Comprendemos entonces el significado y las consecuencias positivas de esta tendencia: mejor es el conocimiento que el hombre tiene de él mismo, menos proyecta lo que le es propio sobre el prójimo. Tendrá una actitud más objetiva, más exenta de ilusiones pero impregnada de autenticidad frente al otro y frente a la realidad concreta que este encarna. Es lo que distingue finalmente la simpatía o la exaltación amorosa del verdadero amor, o también lo que distingue el odio y el rechazo de un alejamiento o de un desapego objetivo.

Todo progreso en la comprehensión mutua y en la capacidad de entenderse con el prójimo depende del retiro de las proyecciones.

Supongamos un individuo en el cual no hay ninguna tendencia en discernir las proyecciones: el factor que elabora la proyección tiene entonces campo libre y puede realizar su objetivo, si es que tiene uno: provocar el estado característico resultante de su actividad. Como se sabe, no es el sujeto consciente el que proyecta, sino el inconsciente. Se descubre la proyección pero no se la crea. El resultado de las proyecciones es un aislamiento del sujeto frente al entorno porque la relación con este no es auténtica sino solo ilusoria. Las proyecciones transforman el mundo circundante en el rostro propio de su autor, rostro que, no obstante, queda desconocido de él. Las proyecciones conducen al final a un estado auto-erótico o autístico en el cual se ensueña un mundo cuya realidad, sin embargo, queda inaccesible. Más las proyecciones interpuestas son numerosas, más se vuelve difícil al yo atravesar sus ilusiones, ... es un factor inconsciente que teje en él las ilusiones, que cubre con velos al mundo y lo vela a él mismo. Se tendría la tentación de admitir que esas proyecciones, que solo se dejan desatar o no con gran dificultad, pertenecen al ámbito de la sombra, es decir, al lado negativo de la personalidad individual. Pero también surgen símbolos que remiten, no al mismo sexo, sino al sexo opuesto, a la mujer en el caso del hombre y viceversa. No es entonces la sombra del mismo sexo la fuente de las proyecciones sino la del sexo opuesto. Encontramos aquí al animus de la mujer y al anima del hombre, dos arquetipos que se responden uno al otro, cuya autonomía y naturaleza inconsciente explican la obstinación de sus proyecciones.

La sombra, en la medida en que representa primero y en primer lugar al inconsciente personal, y cuyos colores son por consiguiente fácilmente capaces de consciencia, se diferencia del animus y del anima por su aptitud en dejarse discernir y realizar más facilmente: el animus y el anima son netamente más alejados de la consciencia por lo que, en circunstancias habituales, son raramente o jamás percibidos.

Eros, es el principio de la consciencia feminina, mundo de valores y de intereses subjetivos, principio de relación, de unión, que se interesa por lo que es personal, por lo que es  subjetivo, por lo que es próximo, por lo que es psicológico.  El eros acerca, establece las relaciones humanas, une, enlaza. Actúa por amor a una persona (o a más de una persona). Esta es la razón por lo que contiene un riesgo de dependencia, en su aspecto de incapacidad de vivir sin el otro, de realizarse sin un Tú. El eros vive de personas y de relaciones: necesita objetos vivos, referencias permanentes a Tú y Nosotros para vivir y funcionar.

Logos, es el principio de la consciencia masculina, mundo de valores e intereses objetivos: principio de la verdad, en consecuencia de la discriminación, de la búsqueda cognitiva, de reflexión . El logos actúa por amor a una idea, o de una cosa, es más independiente de personas y de vínculos entre ellas. Jung dice que "el amor por las cosas es una prerrogativa masculina".

Jung utiliza Eros y Logos como herramientas conceptuales sencillas para describir el hecho de que el consciente de la mujer esta más bien caracterizado por la naturaleza de la relación, del eros (expresión de su verdadera naturaleza) que por la naturaleza del logos. El eros, función de relación, está en general menos desarrollado en el hombre que el logos.

Eros es, el principio de la consciencia feminina y el animus es el componente masculino inconsciente de la mujer (todo aquello que es inconsciente es proyectado). Esto implica en relación al hombre una diferencia considerable. El animus de la mujer corresponde al anima del hombre en cuanto contraparte inconsciente del otro sexo. Del mismo modo que el carácter del anima del hombre está condicionado por la personalidad de su madre, es decir que corresponde al eros materno, el carácter del animus de la mujer está condicionado por la personalidad del padre, el logos paterno. 

El padre es el primer portador de la imágen del animus y de él saca su substancia y su forma real; así la pequeña hija puede comenzar a definir de una manera concreta, en la confrontación y la relación con la persona real de su padre, el campo de acción del logos, los valores y derechos del espíritu y las modalidades de realizaciones  que de ellos resulten. El padre (la suma de opiniones transmitidas), juega un rol importante en la argumentación feminina. A causa del desarrollo patriarcal de nuestra civilización occidental, la mujer tiene la tendencia de atribuir a todo lo que es masculino un valor más grande que aquello que es feminino: esta actitud corre el riesgo de conferir demasiado poder al animus, que produce en la mujer las opiniones, los juicios, las necesidades de reflexión crítica, de racionalidad y de conocimiento, de búsqueda de verdades "objetivas", de valores espirituales, la capacidad de decisión y escogencia: en suma le permite saber lo que quiere realizar y hacer lo necesario para obtenerlo.

Emma Jung escribió:

"Así como hay hombres de un notable poder físico, hombres de acción, hombres de palabra y de sabiduría, así también la imágen del animus difiere de acuerdo con el estado de evolución particular o los dones naturales de una determinada mujer. Esta imágen puede transferirse  a un hombre real que asume el rol de animus debido a su semejanza con él; alternativamente, puede aparecer como un sueño o figura fantástica; pero dado que representa una realidad psiquica viviente, le otorga un carácter  desde lo interno de la mujer, que se refiere a todo lo que ella hace. Para la mujer primitiva o la mujer joven, o para lo primitivo en cada mujer, el hombre que se distingue por su capacidad física se convierte en figura del animus: las imágenes típicas son los héroes de leyenda, o figuras del deporte, aviadores etc... Para la mujer más exigente, el animus es un hombre que actúa dirigiendo su poder hacia algo importante, hombre que tiene dominio sobre la "palabra" o sobre el "significado" ... En muchas mujeres el animus prefiere aparecer de una manera múltiple como un consejo que emite juicio sobre todo lo que esta pasando, tema, preceptos, prohibiciones. El animus también posee el poder mágico de las palabras, y por lo tanto, los hombres que tienen el don de la oratoria pueden ejercer un fuerte poder sobre las mujeres, tanto para bien como para mal. ¿Me equivoco al decir que la magia de la palabra, el arte de hablar, es la cualidad en un hombre de la que una mujer muy frecuentemente cae presa y seducida? En los sueños y fantasías, el animus aparece principalmente en la figura de un hombre, padre, hermano, maestro, juez, sabio, artista, filósofo, académico, monje, en suma como un hombre que se distingue de alguna manera por sus capacidades mentales u otras cualidades masculinas. En el sentido positivo puede ser un padre benévolo, un amigo comprensivo, un guía superior, o por otro lado puede ser un tirano violento y cruel, un moralista, un censor, un seductor y explotador, y a menudo un pseudo héroe que fascina con una mezcla de brillo intelectual e irresponsabilidad moral.

Las opiniones del animus tienen a menudo el carácter de convicciones solidas o principios intocables de valor aparentemente infalible. Si sometemos esas opiniones al análisis, nos tropezamos primero con los prejuicios inconscientes que los motivan y que debemos inferir: quiero decir que la mujer siente y piensa las ásperas opiniones que emite como si esos prejuicios existieran realmente. En realidad, esas opiniones no son ni motivadas, ni el fruto de un acto de pensamiento: existen todas hechas, prefabricadas y listas para el consumo; estan presentes en el ser mental de la mujer que las formula y repite porque tienen en su espíritu tal carácter de realidad y tal fuerza de convicción inmediata que generalmente, no le pasa por la cabeza someterlas a la posibilidad de una simple duda.

Así como el anima en el hombre es la fuente de susceptibilidades y de caprichos, el animus, él, es la fuente de opiniones; y así como los temperamentos caprichosos del hombre proceden de trasfondos obscuros, las opiniones ásperas y magistrales de la mujer descansan sobre prejuicios y a priori.

Debemos permanecer atentas a que alguna de estas formas del animus pretenda tener supremacía o dominar nuestra personalidad. Es muy importante discriminar entre nosotras y el animus y limitar su esfera de influencia: solo haciendo esto posible nos libramos de las fatales consecuencias de identificarnos con el animus o ser poseidas por él".

Barabara Hannah escribió: "una de las técnicas que Jung recomienda para aprender a conocer nuestro animus consiste en estar muy atenta a nuestra manera de hablar, y cuestionar constantemente los pensamientos que pasan por nuestra cabeza: ¿Verdaderamente he pensado esto? ¿De donde viene esto? ¿Quien ha pensado esto? Es una técnica muy desagradable y encontramos siempre buenas excusas para evitarlo, como por ejemplo falta de tiempo etc... Si, no obstante, podemos forzarnos a utilizar (esta técnica) y escribir lo que de ella resulta -porque olvidamos tales pensamientos casi antes de haberlos formulado- los resultados son excesivamente instructivos".

Marie Louise Von Franz dijo: "...El animus corresponde a un sistema de comprehensión. Se trata en efecto de la inteligencia o de la verdad por amor a la verdad,  de la exclusión de toda contaminación de sensualidad o de deseo de poder. Sola la que ama la verdad por la verdad misma podrá integrar el animus, que de ahora en adelante se volverá una pasarela que conduce al Sí".

Jung escribió: "la psicología feminina esta en relación con la imago paterna, ya que el padre es bien el portador de la imágen del animus. El da un contenido y una forma a esta imágen virtual ya que él es, gracias a su logos, la fuente del espíritu de su hija. Desgraciadamente esta fuente es a menudo turbia en el punto preciso en donde uno estaría en derecho de esperar una agua clara. ... es entonces el educador, el marido, y, si hay neurosis, el médico el que la sacará de esta situación, porque lo que ha sido corrompido por el padre no puede ser restaurado sino por un padre, y lo que ha sido corrompido por la madre exige ser restablecido por una madre. El espíritu que es provechoso para la mujer no es un intelecto puro, sino más que esto: es una actitud, un espíritu en el cual se vive. Cuando uno hace juicios sobre tales asuntos, no se atreve uno mucho a decidir con seguridad donde está el bien y donde está el mal. Ambos se equilibran ... Estas indicaciones pueden bastar en cierta medida para mostrar lo que es el espíritu que el padre debe comunicar a su hija: son las verdades que hablan al alma, las cosas que no suenan muy alto y con insistencia, pero que alcanzan al individuo en el silencio, individuo este, que da su significado al mundo. Es tal saber que una hija necesita, para que lo transmita a su vez a un hijo. ... El problema del amor es difícil a tal punto que Usted puede estimarse feliz si, al final de su vida, puede afirmar que nadie ha naufragado por causa vuestra".

C.G.Jung , Emma Jung , Barbara Hannah , Marie Louise VonFranz

30/11/14

Arquetipo

Un contenido arquetípico se expresa a sí mismo primero y principalmente en metáforas. Hay alguna parte de su significado que siempre permanece desconocido, que se escapa a formulación. En consecuencia ninguna respuesta directa puede ser dada a la pregunta de donde viene el arquetipo y si es o no adquirido.

Arquetipos son por definición, factores y motivos que organizan los elementos psíquicos en ciertas imágenes caracterizadas como arquetípicas, pero de tal forma que pueden ser reconocidas solo a partir de los efectos que producen. Existen pre-conscientemente y presumiblemente forman las dominantes estructurales de la psíque en general ... como factores condicionantes a priori, representan una instancia psicológica especial del "patrón de conducta" biológico que da a todas las cosas sus cualidades específicas. Así como las manifestaciones de este biológico plan de acción puede cambiar en el curso del desarrollo, así también las manifestaciones del arquetipo. No obstante, empíricamente considerado, el arquetipo nunca vino a la existencia como un fenómeno de la vida orgánica sino que entró en escena con la vida misma.

En cuanto al origen de esta estructura psíquica y sus elementos - el arquetipo - se trata de un asunto metafísico y por lo tanto sin respuesta. El origen de un arquetipo permanece en las tinieblas y su naturaleza imposible de entender ya que mora en el obscuro ámbito del inconsciente colectivo al cual  no tendremos nunca acceso directo y de cuya existencia y funcionamiento solo podemos tener conocimiento indirecto precisamente a través de nuestro encuentro con los arquetipos, es decir a través de sus manifestaciones en la psíque. Jung dice que no se puede explicar un arquetipo por otro, es imposible decir de donde proviene el arquetipo porque no hay un punto de Arquímedes fuera de las condiciones que representa a priori.

El inconsciente, como totalidad de todos los arquetipos, es el depósito de toda la experiencia humana que se remonta a los más remotos orígenes. Ciertamente no un depósito muerto, una especie de basurero abandonado, sino una especie de sistema vivo de reacciones y aptitudes que determina la vida individual en invisibles maneras - tanto más efectivas por la invisibilidad. No es solo un prejuicio histórico gigantesco, o por así decirlo, una condición histórica a priori, es también la fuente de los instintos por cuanto los arquetipos son simplemente las formas que los instintos asumen. Todos los procesos psíquicos cuyas energías no están bajo el control consciente son instintivos. Los instintos son modos típicos de acción y ahí en donde nos encontramos con modos de acción  y reacción uniformes y recurrentes, estamos tratando con instintos estén o no asociados con motivos conscientes. Instinto y Arquetipo son pares de opuestos conectados en forma inextricable y por consiguiente difícilmente distinguibles, diferenciados. En el nivel personal, los motivos arquetípicos son patrones de pensamiento o conducta que son comunes a la humanidad en todos los tiempos y en todos los lugares.

Los arquetipos pueden ser considerados elementos fundamentales de la mente consciente, escondidos en las profundidades de la psíque ... son sistemas de disposición para la acción. Son canales, predisposiciones, cauces dentro de los cuales las fuentes de agua de la vida fluyen. Estos canales forman una especie de red o malla con "puntos nodales" que corresponden a la compleja estructura de la psíque con sus "núcleos de significado". Presumimos que son los ocultos organizadores de las representaciones, "los patrones primordiales" subyacentes al "orden invisible" de la psíque inconsciente.

Jung dijo: ... "nuestra psicología personal no es más que una piel delgada, una arruga sobre el océano de la psíque colectiva. El factor potente, el que cambia la vida entera, que transforma la superficie de nuestro mundo, que fabrica la historia, es el inconsciente colectivo, la psíque colectiva, y la psíque colectiva evoluciona según leyes radicalmente diferentes a las de nuestra consciencia. Las grandes fuerzas decisivas son los arquetipos, son ellos los que generan los acontecimientos de la realidad, y no nuestro razonamiento y nuestro intelecto. ... Si una cosa es cierta, es que son las imágenes arquetípicas las que deciden el destino de los hombres. Es nuestra psíque inconsciente la que decide y no lo que se piensa y se dice ahí arriba en el vaso cerrado de nuestro cerebro ... pero en la superficie esto parece sencillamente inconcebible."

C.G.Jung , Jolande Jacobi

"En el océano surgen diversidad de olas, algunas son pequeñas y otras inmensas. Se afirma que la ola es pequeña o inmensa, ¿Desde que punto de vista? Seguramente se refiere a la forma, pues en el agua no existe nada pequeño o inmenso. Respecto al agua no hay diferencia alguna entre una ola y el océano: el agua es la misma en todas partes. Cada ola establece una relación con otras olas cercanas durante un breve periodo de tiempo, pero su relación con el océano es primordial y permanente, sin un principio y sin fin, mientras que todas las demás son secundarias y momentáneas. Cada individuo tiene una relación fundamental con el Sí ya sea que lo sepa o lo acepte o no. Ignorar la existencia de esta relación es la causa del sufrimiento". Ramana Maharshi

23/11/14

Destino

"Todos aquellos contenidos producidos por el inconsciente que no hayan sido comprendidos e integrados, es decir, que no han sido traídos a la consciencia, son vividos y continúan viviendo bajo la forma de destino".  C.G.Jung

9/11/14

El acontecer de cada día

"Los hechos que le suceden a una persona son peculiares y la caracterizan. Representan un patrón o modelo y todas las piezas calzan una por una: a medida que su vida transcurre ellas caen en su lugar de acuerdo a un plan predestinado".  C.G.Jung

21/9/14

El Proceso de Individuación

"Tratar con el inconsciente colectivo requiere un ego consciente sólido y una adecuada adaptación a la realidad". Toni Wolff

Carl Gustav Jung ha escrito:

"Uso el término individuación para significar el proceso por el cual una persona se convierte en un "in-dividual" en término psicológico.

Se asume generalmente que el estado de ser consciente es la totalidad del individuo psicológico. Pero el conocimiento del hecho, solo explicable hipotéticamente, de procesos psíquicos inconscientes, hace dudoso que el ego y sus contenidos sean de hecho idénticos a la totalidad.

Si los procesos del inconsciente existen de alguna manera, seguramente deben pertenecer a la totalidad del individuo aunque no sean componentes del ego consciente. Si fueran parte del ego deberían ser necesariamente conscientes porque todo aquello que está directamente relacionado con el ego es consciente. El estado de ser consciente puede incluso igualarse con la relación entre el ego y los contenidos psíquicos. Pero los hechos inconscientes están tan poco relacionados con el ego que mucha gente no duda en negar sin reservas su existencia. Sin embargo, ellos se manifiestan en la conducta del individuo: un observador atento puede detectarlos sin dificultad mientras que la persona observada sigue sin darse cuenta que está revelando sus más secretos pensamientos incluso cosas que no ha pensado conscientemente. De todas maneras es un gran prejuicio suponer que algo que nunca hemos pensado conscientemente no está en la psíque. Hay abundante evidencia que muestra que la consciencia está muy lejos de abarcar la psíque en su totalidad. Muchas cosas ocurren en la penumbra, y muchas otras más permanecen enteramente inconscientes. A través de la investigación del fenómeno de la personalidad dual o múltiple por ejemplo, se ha traido a la luz un montón de material con observaciones que prueban este punto. (Quisiera referir al lector a los escritos de Pierre Janet, Théodore Flournoy, Morton Prince y otros).

La importancia de estos hechos impresionaron mucho a la psicología médica, porque produjeron el surgimiento de toda suerte de síntomas psíquicos y psicológicos. En esas circunstancias, asumir que el ego expresa la totalidad de la psíque se ha vuelto insostenible. Al contrario, es evidente que la totalidad debe necesariamente incluir no solo la consciencia sino también el campo ilimitado de los hechos inconscientes y que el ego no puede ser más el centro del campo de la consciencia.

Naturalmente Usted preguntará si también el inconsciente posée un centro. Quisiera solo aventurarme en asumir que hay en el inconsciente un principio predominante análogo al ego. De hecho todo apunta a lo contrario. Si hubiere tal centro casi pudieramos esperar signos ajustados de su existencia. Los casos de personalidad dual serían entonces ocurrencias frecuentes en vez de raras curiosidades. Como norma, los fenómenos inconscientes se manifiestan claramente en forma caótica y asistemática. Los sueños oníricos, por ejemplo, no muestran un orden aparente ni una tendencia a la sistematización, lo que tendrían que hacer si hubiera una consciencia personal detrás de ellos ...

Sin embargo, no podemos pasar por alto el hecho de que justo cuando la consciencia nace del inconsciente el eje ego-centro también cristaliza fuera de la oscura profundidad en la que estaba de alguna manera contenido en potencia. Así como la madre humana solo puede producir un niño humano, cuya naturaleza profunda se encuentra durante su potencial existencia dentro de ella, en su seno, del mismo modo estamos prácticamente compelidos a creer  que el inconsciente no puede ser una acumulación completamente caótica de instintos e imágenes. Debe haber algo que lo sostenga, lo mantenga junto y dé expresión a la totalidad. Posiblemente su centro no sea el ego, y esto, desde que el ego nació fuera de él a la consciencia, tratando  de dar la espalda y rehuir al inconsciente lo más posible. ¿O puede ser que el inconsciente pierda su centro con el nacimiento del ego? En tal caso considerariamos al ego superior y a larga distancia del inconsciente en lo que a influencia e importancia se refiere: el inconsciente debería entonces seguir sumisamente los pasos de lo consciente y esto sería justo lo que deseamos.

Lamentablemente, los hechos muestran exactamente lo contrario: la consciencia sucumbe muy fácilmente a las influencias del inconsciente que son a menudo más verdaderas y sabias que nuestro pensamiento consciente. También sucede con frecuencia que los motivos del inconsciente anulen nuestras decisiones conscientes especialmente en asuntos de vital importancia. Ciertamente el destino del individuo es ampliamente dependiente de factores inconscientes. ...

Normalmente el inconsciente colabora con el consciente sin fricción o perturbación de tal suerte que uno no se da cuenta de su existencia. Pero cuando un individuo o un grupo social se desvía muy lejos de sus fundamentos instintivos, experimentan el impacto máximo de las fuerzas inconscientes. La colaboración del inconsciente es inteligente y con propósito, y aún cuando actúa en oposición a la consciencia, su expresión sigue siendo de forma inteligente y de compensación como si tratara de restablecer el equilibrio perdido.

Empezaré con una breve declaración: en el inconsciente de cada hombre está escondida una personalidad feminina y en la de toda mujer una personalidad masculina. He llamado esta figura el "anima" y su contraparte en una mujer el "animus". ... Otra no menos importante y definida figura es la "sombra". Como el anima, aparece la sombra o proyectada en personas apropiadas o personificada como tal en los sueños oníricos. ... Adicionalmente a esas figuras hay aún otras pocas, menos frecuentes y menos observables ... para nombrar dos de las más conocidas citamos por ejemplo la figura del "Viejo hombre sabio" y la del "héroe".

... Si ahora volvemos al problema de la individuación, nos veremos frente a una tarea extraordinaria. La psíque consiste en dos mitades incongruentes que juntas deberían formar una totalidad. Uno se inclina a pensar que el ego-consciencia es capaz de asimilar el inconsciente, por lo menos uno tiene la esperanza que tal solución sea posible ... mismo si uno puede formarse una imágen bastante completa del anima y del animus, esto no significa que se ha sondeado las profundidades del inconsciente ... Nuestro ego-consciencia Europeo esta inclinado a desconocer al inconsciente y si la factibilidad de este no pudiere ser probada, tratamos de suprimirlo. Pero si algo entendemos del inconsciente, sabemos que no puede ser obviado. También sabemos que es peligroso suprimirlo, porque el inconsciente es vida y esa vida se vuelve en contra nuestra si es suprimida tal como ocurre en la neurosis ... que es una desunión interior, una discordia intestina cuyo mecanismo principal es la disociación.

Consciente e inconsciente no forman una totalidad cuando uno de ellos es suprimido o lesionado por el otro. Si debe haber contienda deje por lo menos que sea un combate honesto con iguales derechos para ambas partes. Los dos son aspectos de la vida. La consciencia debe defender su razón y protegerse, y a la vida caótica del inconsciente se le debería también dar la oportunidad de tener su camino ─ tanto como sea posible. Esto implica a la vez conflicto abierto y colaboración abierta. Esto evidentemente, es el camino que la vida humana debería ser. Es el viejo juego del martillo y del yunque: entre los dos, el paciente hierro es forjado en una indestructible totalidad, un "in-dividual".

Esto es toscamente lo que entiendo por proceso de individuación. Como el nombre lo muestra, es un proceso o curso de desarrollo surgiendo del conflicto entre los dos hechos psíquicos fundamentales. He descrito los problemas de este conflicto, por lo menos en sus rasgos esenciales en mi ensayo "Las Relaciones entre el Ego y el Inconsciente". Sin embargo un capítulo especial es el simbolismo del proceso, que es de la mayor importancia para la comprehensión de los estadios finales del encuentro entre consciente e inconsciente tanto en la práctica como en la teoría. Mis investigaciones durante estos últimos años se han dedicado a este tema. Resultó, para mi gran asombro, que la formación del símbolo tiene afinidades estrechas y paralelos significativos con las ideas alquímicas, especialmente con la concepción del "símbolo unificador" (anteriormente llamado símbolo reconciliador). 

 ..." Símbolo concebido como viviente, percibido como totalidad o sea que trasciende la consciencia, que traduce un fragmento esencial del inconsciente y más este fragmento es esparcido, más general es también el efecto del símbolo, ya que hace vibrar en cada quien la fibra común. ...Símbolo  que detiene la regresión de la libido en el inconsciente" ...

De que manera la armonización de los datos del consciente y del inconsciente debe ser asumida: esto no puede ser indicado como si fuera un récipe. Es un proceso de vida irracional, que en definitivas se expresa en símbolos definidos.... El conocimiento de los símbolos es indispensable porque es en ellos que la unión de los contenidos del consciente y del inconsiente es consumada. Al margen de esta unión emergen nuevas situaciones y nuevas actitudes conscientes. Por consiguiente he llamado la unión de los opuestos y el paso a las nuevas actitudes que resultan , "la función trascendente". Este "traer" a la personalidad dentro de la totalidad bien pudiera ser la meta de cualquier psicoterapia que aspire ser más que la mera cura de síntomas. La individuación coincide con el proceso de desarrollo del consciente que sale de su estado primitivo de identidad inconsciente, una ampliación de la esfera del consciente y de la vida psicológica consciente, por lo tanto es un proceso de diferenciación cuya meta es el desarrollo de la personalidad individual".

En lo que se refiere al "símbolo unificador" Jung dice en el texto "A propósito del símbolismo del mandala" :

...El objetivo de la contemplación de los procesos descritos en el mandala es ... volverse privadamente consciente de la divinidad ... Como he dicho, mandala significa círculo. Hay innumerables variantes de los motivos de los mandalas pero todos estan basados en la cuadratura del círculo. Su motivo básico es la premonición de un centro de la personalidad, una especie de punto central en lo interno de la psíque al cual todas las cosas estan conectadas, por la cual todas las cosas estan ordenadas y que es en sí mismo una fuente de energía. La energía del punto central se manifiesta en la casi irresistible compulsión y urgencia de "volver a ser lo que uno es" precisamente como cada organismo es urgido en asumir la forma que es característica de su naturaleza sean lo que sean las circunstancias. Este centro no es sentido o pensado como el ego sino, y si es que uno lo puede expresar así, como el Sí (Das Selbst). Aunque el centro es representado por el punto más recondito, está rodeado por una periferia que contiene todo lo que pertenece al Sí ─ los pares de opuestos que constituyen la personalidad. Esta totalidad primero que todo, incluye la consciencia, luego el inconsciente personal, y finalmente un largo e indefinido segmento del inconsciente colectivo cuyos arquetipos son comunes a toda la humanidad".

Marie Louise Von Franz escribió:

"Jung asemeja el retiro de las proyecciones al proceso de individuación propiamente dicho: constituyen una sola y misma cosa. Por este hecho la energía psíquica de esos contenidos antes proyectados refluye hacia el centro interior de la personalidad reforzando su vitalidad y su intensidad existencial. Ello corresponde al acto de reflexión que permite a lo esencial, a la naturaleza espiritual hasta ahora disimulada en el seno del instinto, revelarse. Y esto, debido a que solo la reflexión, el recogimiento y el conocimiento de sí permiten poner fin a las proyecciones de los contenidos inconscientes y a los enredos que suscitan. El camino hacia el Sí es restauración a un estado original, a su puesto primitivo, una renovación de la pureza, ya que el Sí posée las caracteristicas de la incorruptibilidad, de "eternidad" gracias a su preexistencia inconsciente que precede a la consciencia.

En este proceso de retiro de las proyecciones, primero viene la integración de la sombra, luego la de las potencias interiores del otro sexo, y enfin la experiencia del Sí.

La "sombra" es un nombre colectivo que reune las características muy diversas de la personalidad, del ego, que han sido reprimidas por la educación o la aversión personal; en nuestra cultura esas características son muy a menudo consideradas como inferiores, primitivas o malas.

El anima en el hombre comprende los componentes femininos tanto positivos como negativos que son generalmente reprimidos. En su aspecto positivo, el anima es intuición feminina o sensibilidad, y también el sentimiento, el eros, la incitación a la creatividad, el amor de la naturaleza, la aceptación de lo irracional. En su aspecto negativo, irritabilidad, juicios subjetivos, tendencia a quejarse, hipocondría, sentimentalidad etc...

El animus en la mujer se manifiesta positivamente en el espíritu de iniciativa, la profundidad del pensamiento, la constancia, la valentía, el sentido de la verdad religiosa. Se expresa negativamente bajo forma de opiniones tajantes e intransigentes, de brutalidad, de conductas masculinas etc...

El Sí es, esencial y sencillamente lo superior último, es sentido como la revelación "del significado de la vida", el centro interior divino del alma, la "paz interior" más allá de los conflictos, la experiencia vivida de la verdad interior absoluta, es decir el acceso a la última causa de su ser. En lo más interno de su psíque hay en el ser humano una apertura en donde algo eterno puede fluir, siempre imprevisible y siempre nuevamente conmovedor cuando ello se produce.

La individuación es un advenir del Sí (Selbstwerdung).

El proceso de individuación excluye toda imitación de otros individuos: los hombres buscan copiar por su actitud mecánica y exterior la experiencia de los que considera sus grandes maestros espirituales ... y petrifican su alma en este formalismo barato. El Sí es un espejo , un punto de referencia, un punto de Arquímedes, situado fuera de la consciencia de nuestro ego, una visión de nosotros mismos que no podriamos obtener directamente. Es por esto que la mirada arrojada en el espejo tendido por el Sí es la sola y única fuente de real conocimiento de sí. Todo lo demás no es más que reflexión narcisista del ego sobre el ego.

La individuación no excluye al mundo, lo incluye. Por un lado tenemos el proceso de unificación interior de la personalidad en el curso del proceso de individuación ; por el otro esta el proceso bien particular que acompaña siempre la individuación personal: se trata de relacionarse con algunos de nuestros prójimos. Este relacionarse no se hace a partir del ego sino a partir del centro interior trascendente que es el Sí. En el trabajo psicológico se constata a menudo que una vez realizado el retiro de las proyecciones que enceguecen y en las cuales esta enredado el hombre con las personas de su entorno humano, resulta en la mayoría de los casos no un fin de su relación con esas personas sino que por el contrario esa conexión se profundiza y se hace más veraz porque ella, ahora,  ya no descansa más sobre las aspiraciones e ilusiones del ego, sino que se funda sobre el sentimiento de estar en relación uno al otro a través de una instancia objetiva absoluta. Esto significa que es por el Sí que son entabladas las relaciones con los otros y que es Él  quien regula ajustadamente la proximidad y la distancia justa de esos lazos. Se podría calificar esto como la "función social del Sí ". Cada quien reúne a su alrededor su propia "familia del alma" un grupo de personas que no esta unida ni por el azar ni por motivos puramente egoticos, sino que obedece a un propósito espiritual más profundo y esencial que es la individuación mutua. Mientras que las relaciones fundadas sobre la proyección estan teñidas por la fascinación y la dependencia mágica. La dependencia afectiva común, contiene siempre alguna parte de proyección que se trata de retirar para el logro de sí mismo y de la objetividad. El conocimiento objetivo se sitúa más allá de los enredos afectivos y parece ser el misterio central. En este ámbito del Sí se encuentran todos aquellos a quienes pertenecemos y conmovemos el corazón y en donde "no hay diferencia, justo una presencia inmediata". No hay en la persona particular, proceso de individuación posible que no tenga al mismo tiempo por efecto lazos de esta naturaleza con el otro".

Carl Gustav Jung , Marie Louise Von Franz

Todas las Tradiciones religiosas tienen un símbolo unificador, un punto central de referencia interno. En el Judaismo parece ser la roca de Moriyá sobre la que estaba construido el Templo de Jerusalem el cual simboliza y constituye el punto de encuentro del cielo y la tierra, la elevación espiritual y la transfiguración de la materia. Símbolo viviente que une al Pueblo Hebreo y que se refiere principalmente a la vivencia interna y privada del hombre urgido de cerrar la brecha y cicatrizar la fractura.





1/1/14

La Piedra de Fundación

C.G.Jung dijo "en tanto que el Sí es inconsciente, corresponde al superyó de Freud (internalización de las normas y prohibiciones parentales ...) y constituye una fuente de conflictos morales constantes. Pero si se ha retirado las proyecciones, es decir, si no es la opinión de los otros, el hombre sabe que es su propio sí y su propio no. Entonces el Sí actúa como una unio oppositorum y constituye ahí la experiencia más inmediata de la divinidad que la psicología pueda en definitiva posesionar. Para evitar malentendidos, debo recalcar aquí que solo hablo de la experiencia personal y no de los misterios que constituyen la base de la creencia religiosa.

Es decir, se trata de una noción psicológica experimental y no de una idea filosófica como por ejemplo "la cosa en sí" (Ding an Sich) que según Kant es un concepto pensable pero que, por su uso, nada de su esencia es verdaderamente conocido.

Mientras el Sí no es re-ligado a la consciencia, su capacidad de individuación permanece virtual: nace verdaderamente cuando pasa del estado potencial al actual por la llegada a la consciencia de contenidos inconscientes, con lo que se produce un re-centrar de la personalidad: el centro de la personalidad no coincidirá más con el ego, sino que será figurado por un punto a medio camino entre el consciente y el inconsciente. Este punto será el Centro de gravedad de un nuevo equilibrio el cual confiere a la personalidad un nuevo fundamento.

El Sí existe antes y desde el comienzo en forma latente es decir inconsciente. Designa la totalidad de la psique porque abarca la psique consciente y la psique inconsciente. Constituye una entidad sobre-ordenada al ego. No soy yo quien me creo a mí mismo: sucedo más bien a mí mismo. Esta subordinación o sacrificio del ego la encontramos simbolizada en todas las Tradiciones religiosas. Subordinación a una instancia interna situada por encima del egoísmo. Esta instancia es el principio de la individuación o Sí que aparece en el acto del sacrificio porque constriñe desde el interno propio al ego a la subordinación. De aquí el tema del Sacrificio asociado al tema de la Piedra.

"Y dijo El: toma a tu hijo único, el que tu amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moriyá y ofrécelo ahí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré". Génesis 22:2

Una leyenda talmúdica expresa la manera en que este sacrificio es sentido:

"Y yo, clamó Abraham, he jurado no bajar del Altar antes de que Tú me hayas escuchado: cuando Tú me has ordenado inmolar a Isaac mi hijo,  tú has pecado contra ésta palabra: "porqué en Isaac será llamada tu simiente" Genésis 21:12. Pero me he callado. Ahora, si sucede que mis descendientes pecan en contra de Tí y los vas a castigar, recuerda: Tú tampoco estás sin falta: otorga a ellos perdón. Pues bien respondió el Señor ya que hay ahí un carnero atrapado en los arbustos detrás de tí, sacrificalo en lugar de tu hijo Isaac. Y si sucede que tus descendientes sean culpables y que en el primer día del año me siento para juzgarlos, entonces soplarán en el cuerno de un carnero para que me acuerde de tus palabras y les conceda gracia".

El Templo fue construido en Jerusalem sobre el Monte Moriyá ... "He aquí que yo pongo en Tziyón por cimiento una piedra, piedra de fortaleza, angular preciosa, de firme asiento; y aún el creyente no se precipitará". Isaias 28:16

La Piedra significa la firmeza y la estabilidad en el propio Ser en la que se debe perseverar y de la cual no debe uno apartarse. El que posee ésta Piedra no puede ser "disgregado" por las influencias colectivas o los problemas interiores, de aquí nace el sentimiento que ella constituye una parte del hombre que puede sobrevivir a todo.

La producción de ésta Piedra implica en primer lugar:

El encuentro con la propia sombra : las ilusiones sobre uno mismo y el mundo se derrumban, los ideales se revelan como deseos de poder camuflados, las convicciones sagradas aparecen huecas. El ego se siente despojado de todo su poder ilusorio y confrontado con la potencia obscura y confusa del inconsciente hasta que todas las obscuridades se han vuelto conscientes, todas las partes autónomas de la personalidad (complejos autónomos) sean reconocidos y moralmente sujetados.

Sigue luego la integración del componente interior del otro sexo: del conjunto hereditario inconsciente de todas las impresiones y experiencias  del linaje ancestral en relación al ser femenino en el hombre y masculino en la mujer. Se trata en definitiva de una unión interior de éstos componentes de la personalidad en uno mismo como experiencia interior no proyectada, que apunta a la unificación de los opuestos internos en el Sí. Un proceso hacia la consolidación interior del individuo y a la diferenciación de su capacidad de relación con el otro, que consiste esencialmente en una observación del justo medio, de una sabia regulación del fuego: un fuego excesivo destruye, un fuego insuficiente enfría.

Por ésta razón el Sí es un "espejo" que refleja la consciencia subjetiva y la vuelve visible. Así como una "puerta" a la que uno "llama" se abre, o un "camino" se revela al que busca, así un proceso de toma de consciencia y una evolución hacia la unidad y la totalidad empiezan para el que se refiere y se ata a su Centro interno (trascendental).

"Y habrá allí una calzada y camino que será llamado camino santo. No lo transitará el impuro. Será reservado a ellos y los que anduvieren este camino, aun los torpes, no se extraviarán". Isaias 35:8

"Porque el Eterno ha elegido a Tziyón. La quiso para habitar ahí". "He aquí Mi reposo para siempre: ahí habito". Salmos 132 vers.13 y 14






22/9/13

La Respiración

Por una parte, la reforma y el ordenamiento interno de uno mismo engendra automáticamente un cambio en nuestro entorno social. Al clarificar, sin engañarnos a nosotros mismos, las intenciones y los móviles que impulsan y originan nuestros actos, los eventos y los acontecimientos en nuestro ámbito de acción caerán y se producirán en forma justa y se pondrán correctamente en su lugar. Para el logro de este esclarecimiento un cerebro bien oxigenado es requisito indispensable.

La gran mayoría de las pautas de reacción que contribuyen a la conservación de la vida del cuerpo físico son instintivas: no tenemos control sobre ellas: salvo la respiración.

Generalmente respiramos inconscientemente, sin utilizar la plena capacidad pulmonar, lo que ocasiona una oxigenación deficiente de la sangre y consecuentemente un cerebro desnutrido. Pero si queremos, podemos imprimir un ritmo a la respiración. Respirar bien es igual a respirar en forma rítmica, acompasada. Necesitamos un cerebro bien nutrido, bien oxigenado, en su máxima capacidad y esto se obtiene cuando respiramos bien. Una buena respiración, es decir una respiración rítmica es requisito ineludible para serenarse, relajarse, concentrarse y abordar el ordenamiento interno.

Por otra parte, la mente es el caballero y la respiración es la montura (el caballo). El control de la respiración trae como consecuencia el control de la mente o sea impedir su divagación. Un ingeniero nunca haría calentar un caldero agujereado antes de haberlo hecho restañar perfectamente, pues sabe que el vapor se escaparía baldíamente, sin producir el resultado esperado. La regulación de la respiración es obtenida observando sus movimientos, del mismo modo si uno vigila la mente los pensamientos dejarán de elevarse. De aquí el aforismo que dice: "es victorioso en el combate aquel que escucha el galope de su caballo".

Control de la respiración es igual a control de la mente y viceversa. Los pensamientos y la respiración son dos aspectos diferentes de una misma corriente de la que ambos dependen: la Vida.

La Paz es el estado natural. La mente obstruye la paz inherente interior.