"Yo me siento más que nunca en las manos de Dios. Esto es lo que he deseado toda mi vida, desde joven. Y eso es también lo único que sigo queriendo ahora. Pero con una diferencia: hoy toda la iniciativa la tiene el Señor. Les aseguro que saberme y sentirme totalmente en sus manos es una profunda experiencia". Pedro Arrupe Gondra S.I.
Estas palabras las interpretamos como: vivir sin intencionalidad. Vivir sin intencionalidad es una actitud interna del hombre que no se considera "autor-hacedor" sino instrumento que mora en la plegaria "Oh Señor que nada acontezca según mi deseo, que solo se haga Tu Voluntad". No obstante el mundo circundante lo considera e identifica como autor de la acción: se juzga al martillo que da un golpe y clava y se ignora la mano del Hacedor que lo empuña.
Similarmente, la mente (un paquete de pensamientos) es la mente mientras se mueve, nos saca del presente y nos lleva al pasado o al futuro y es limitada. Cuando la mente se aquieta en el presente, en el Silencio interior, deviene ilimitada y es El que existe trascendente (nuestra sensación de sentir que existimos, sensación que no nos abandona nunca) nuestro estado real, el Sí Mismo.
Es decir, una ola es una ola solo mientras se mueve, cuando esa misma ola se aquieta sin movimiento es el Océano. La ola es efímera y el Océano es eterno.
El Océano, la Tierra que no tiene nombre, la verdadera Patria.